
Umpiérrez: la mayor inversión en la historia de Rocha se logró frenando horas extras inventadas
Escribe Robert Santurio
En un evento político cargado de mensajes hacia dentro y hacia fuera del sistema, el exintendente y candidato a la reelección por el Partido Nacional en Rocha, Alejo Umpiérrez, dejó entrever una de las acusaciones más graves de su campaña: el manejo presuntamente irregular de las horas extras durante administraciones anteriores.
El pasado viernes, en el acto organizado por la Lista 84, Umpiérrez ofreció una puesta a punto de su gestión, donde hizo énfasis en el equilibrio financiero, la reducción del gasto público y la ejecución de obras históricas. Sin embargo, lo que más resonó en el ambiente político y sindical fue su dura afirmación sobre prácticas administrativas que definió como “una industria de horas extras fabricadas”.
"Se pagaban horas extras a funcionarios que eran inventadas", disparó el candidato. Según explicó, al asumir el gobierno departamental, una de las primeras medidas fue la revisión y el recorte de esos pagos, detectando que “no hubo ningún impacto en el funcionamiento de los servicios”, lo que evidenciaría —en palabras de Umpiérrez— que se trataba de remuneraciones digitadas, no trabajadas.
El dato que cimbró el ambiente fue la magnitud del dinero involucrado:
"Un millón y medio de dólares por año", que traducido al quinquenio representó un ahorro de siete millones y medio de dólares. “Ese dinero fue lo que permitió financiar obras como las avenidas principales de Rocha, el puente de Paso Real y otras inversiones históricas", señaló.
Más aún, Umpiérrez fue más lejos y calificó la transformación como una "revolución silenciosa" en la gestión pública:
“Triplicamos la inversión del gobierno anterior, de 23 millones de dólares a 62 millones. Esto se logró gracias a la buena gestión de los recursos públicos. No es presumido decirlo: es una revolución.”
El mensaje cala profundo, no solo en la arena política sino también en el ámbito sindical, donde las organizaciones de funcionarios públicos han defendido históricamente las horas extras como complemento salarial ante la magra base remunerativa. El señalamiento directo de Umpiérrez pone en jaque esas reivindicaciones, sugiriendo la existencia de un entramado informal que podría comprometer la ética de gestiones pasadas.
En la campaña electoral, estas declaraciones no pasarán desapercibidas. Para muchos, marcan un punto de inflexión en la narrativa política de Rocha: una confrontación directa entre dos modelos de gestión, donde el control del gasto y la eficiencia pública son puestos en el centro del debate.
"Vamos por más", cerró Umpiérrez, prometiendo profundizar este camino si logra la reelección.
El telón se ha levantado: en Rocha, la política ya no se discute solo en plazas y comités, sino también en los libros de contabilidad.