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Halloween: Tradición o importación cultural vacía

Por Robert Santurio

Halloween: Tradición o importación cultural vacía

Por Robert Santurio

Cada año, al llegar el 31 de octubre, vemos cómo Halloween se adueña de nuestras calles, redes y hasta de nuestras mentes. Lo que alguna vez fue una costumbre casi exótica ha pasado a ser parte del calendario de muchos uruguayos. Pero, ¿por qué una celebración foránea nos atrae con tanta fuerza? ¿Qué nos dice esta tendencia sobre nuestra identidad cultural?

Halloween no es más que una adaptación de antiguas festividades celtas, transformada por el tiempo y la industria estadounidense en una fecha de consumo. En Uruguay, el fenómeno ha ganado impulso en las últimas décadas, y hoy, entre calabazas, disfraces y dulces, celebramos una tradición que poco tiene que ver con nuestro pasado. Desde el punto de vista de la identidad cultural, uno se pregunta si no estamos dejando de lado nuestras propias raíces para adoptar elementos extranjeros sin el contexto original que les da sentido.

Pero Halloween no es solo disfraces y golosinas: es una muestra más de cómo la globalización uniforma las costumbres. Cada año, dejamos que el "trick or treat" ocupe espacio, desplazando nuestras festividades. Y aunque para algunos Halloween es solo una oportunidad para divertirse, no podemos ignorar su capacidad para desdibujar costumbres locales, transformando nuestras calles y consumiendo el interés de los jóvenes en tradiciones que no les son propias.

Sin embargo, Halloween también es un síntoma de algo que va más allá de las tradiciones importadas: refleja el deseo de muchos por conectar con algo más allá de lo cotidiano, por desafiar lo común. La noche de Halloween, la gente adopta personajes, crea historias y juega a ser otro. Hay un cierto encanto en la libertad creativa que esta festividad propone. Quizás, si logramos ver más allá de los disfraces y el consumo, Halloween podría inspirarnos a enriquecer nuestras propias tradiciones, a innovar sin dejar de recordar de dónde venimos.

¿Tradición, moda, globalización? Sea cual sea el caso, Halloween seguirá tocando nuestras puertas cada octubre. Nos corresponde a nosotros decidir si queremos abrir o mantener un espacio para nuestras propias costumbres, esas que nos definen, aunque a veces parezcan menos atractivas frente al brillo de lo foráneo.

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