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La sospechosa liberación de un narco, el cuerpo cambiado e inocentes inculpados: relatos de una defensora pública tras 27 años dentro del Poder Judicial

“Fui amenazada en varias oportunidades. Las primeras eran insinuaciones, más tarde mensajes concretos en Bella Unión. Pero nunca tan fuertes y de riesgos efectivos, como las padecidas en Pando�...

La sospechosa liberación de un narco, el cuerpo cambiado e inocentes inculpados: relatos de una defensora pública tras 27 años dentro del Poder Judicial

“Fui amenazada en varias oportunidades. Las primeras eran insinuaciones, más tarde mensajes concretos en Bella Unión. Pero nunca tan fuertes y de riesgos efectivos, como las padecidas en Pando�...

“Fui amenazada en varias oportunidades. Las primeras eran insinuaciones, más tarde mensajes concretos en Bella Unión. Pero nunca tan fuertes y de riesgos efectivos, como las padecidas en Pando”. Allí un auto intentó hacerla despistar de la ruta 101 cuando regresaba a su casa. El conductor bajó el vidrio y le mostró un arma. Poco después un policía le advirtió que tuviera cuidado cuando iba a la cárcel de Canelones y dejaba el auto estacionado. También recibió llamadas con amenazas contra ella y sus hijos.

Luz Marina Dupetit García fue defensora pública del Poder Judicial durante 27 años hasta que se retiró en 2017, hastiada y afectada por las presiones, la desidia, el amiguismo y la corrupción que presenció en cada destino que le tocó: Bella Unión, Carmelo, Maldonado, Pando, y en Montevideo, dónde cumplió funciones en Adolescentes y Crimen Organizado.

Cobró notoriedad pública en Pando por el caso Agustín, en el que representó a una abuela a la que le robaron a su nieto de siete meses. Una funcionaria policial se lo llevó sin orden judicial de la humilde casa en Barros Blancos, y durante ocho años peleó para que se lo devolvieran hasta que la justicia decidió que se quedara con la familia que lo había sustraído ilegalmente.

Ese caso, que incluso la llegó a tener como indagada luego de que una fiscal pidiera investigarla, la marcó y la llevó a decidir contar en un libro todo lo que vivió. A lo largo de su carrera no sólo se topó con colegas corruptos, como el de Carmelo que le cobraba a sus defendidos siendo la defensa pública gratuita, sino que también presenció numerosas casos en los que se inculpaba a un inocente sin pruebas. Según relata “para imputar delitos a los pobres, era suficiente lo mínimo o la nada, sin tener en cuenta o considerar extremos muy extraños o pocos veraces”.

Asegura que querer hacer lo correcto y no tener padrinos le hizo pagar un alto precio. Demoró 22 años en llegar a Montevideo desde que ingresó al Poder Judicial, lo que la lleva a decir que “nunca antes ni después otro defensor demoró tanto tiempo en el interior sin motivo justificado”.

Al llegar a la capital, tendría más historias para sumar, donde tras un breve pasaje por la defensoría de adolescentes infractores fue defensora de Crimen Organizado. Allí le tocó representar a narcos como Gerardo González Valencia y Juan Domingo “Papacho” Cartes, tío del entonces presidente paraguayo. El primero la amenazó de muerte, supuestamente por negarse a que su esposa viajara desde México, y el segundo protagonizó una historia opaca que está relatada en el libro.

Si bien en 2017 tenía pronto un borrador, cuyo contenido fue publicado por El Observador, tardó ocho años para que el libro titulado Puesto Jodido, saliera a la luz. Según contó, problemas de salud varios lo demoraron pero finalmente lo imprimió a su costo, porque ninguna editorial se interesó en el tema. Lo presentará el jueves 20 de marzo a las 19 horas en el Teatro La Colmena.

El cuerpo de la bailarina que no era

En el año 2005 Dupetit ya había cobrado protagonismo al haber salido en los informativos por el caso Agustín. Un día llegó a su consulta una señora. “Venía a pedir que investigara y le diera respuesta sobre quién había matado a su hija y cómo lo habían hecho, ya que nadie le había informado sobre lo sucedido. Me dijo que confiaba en que yo pudiera esclarecer ese crimen”.

Daviana Silveira, que era bailarina, había desaparecido en la Nochebuena de 1991, por lo que Dupetit le dijo que era imposible reabrir un caso tan viejo. Sin embargo, días después leyó declaraciones en la prensa de esa mujer, Mabel Latorre, en las que contaba que nunca había sido convocada a reconocer el cuerpo ni le habían dado información. La buscó, pidió el viejo expediente y presentó un escrito para reabrir el caso. Tardó dos años en lograr que un juez y un fiscal le llevaran el apunte. Al contrario, “la fiscal que acompañaba el turno penal me hacía comentarios y sugerencias de que ahí no había nada, que no buscara”, cuenta y agrega que esa “sugerencia” la impulsó aún más a buscar reabrir el caso.

Finalmente lo logró y descubrió que el cuerpo que habían encontrado y le habían entregado no correspondía al de su hija, como tampoco podía corresponder el maxilar del cráneo hallado al cotejarlo con la foto que se había agregado al expediente del rostro de Daviana Silveira.

“A simple vista parecía que se había encontrado un puzzle de cuerpo humano formado por dos o tres partes de cadáveres distintos, uno de la cintura para abajo, otro del tronco y otro por el cráneo, el cual tal vez podía sí corresponder al mismo cadáver que el tronco”, narra Dupetit.

Un detalle sumamente llamativo era que los zapatos, que eran de lona blanca y sí pertenecían a Daviana (los había estrenado la misma noche del aquel 24 de diciembre en que desapareció) lucían nuevos, sin manchas de sangre, ni de barro o pasto, a pesar que durante toda esa semana, desde que desapareció hasta que encontraron el cuerpo, había llovido intensamente.

Otro dato relevante era que los restos había sido hallados muy próximo a la casa de la joven dónde se habían hecho rastrillajes, sin haber encontrado absolutamente nada, por lo que era fácil presumir que los restos de los cuerpos habían sido llevados y colocados horas antes de que fueran hallados, al igual que los zapatos. Por eso estaban limpios.

A la familia, le había entregado el cuerpo una jueza de Paz por ser la feria judicial de enero, y les había mostrado bijouteria que habían reconocido. La magistrada les había aconsejado no ver el estado del cuerpo para preservar un mejor recuerdo familiar.

Tras reabrirse el caso las pericias forenses corroboraron que el cadáver entregado a sus familiares no era el de Daviana.

En el expediente también figuraba una testigo que aseguraba haberla visto bajar e intentar correr de un auto azul. La testigo decía que un hombre la había metido a la fuerza nuevamente al auto. El sujeto estaba vestido de gabardina clara y sombrero negro de ala. Dupetit relata que “mientras esperaba que la hicieran pasar a declarar, advierte con horror que el sujeto que había visto en el auto era el mismo al que los policías nombraban jefe”. Al declarar describió a otra persona, cambió su primera descripción dada en la sede policial donde se había presentado inicialmente.

“Cuando intenté ubicarla para así convocarla a declarar en Sede Judicial, la busqué por mis medios de acuerdo a la dirección que surgía del acta policial pero al no ubicarla, me moví con la propia policía que me dijo que había desaparecido hacía años, sin saber nada de ella desde entonces. La respuesta de la policía me generó otra razonable duda, ¿habrá desaparecido por voluntad propia para protegerse o la habrán hecho desaparecer?”.

WhatsApp Image 2025-03-07 at 7.16.11 PM.jpeg Las prebendas de la reclusión de la exjueza Anabella Damasco

Cuando Dupetit asumió en Crimen Organizado, el caso de la exjueza estaba en etapa de manifiesto, el momento previo a la acusación donde se podían presentar pruebas. Damasco era una prestigiosa jueza que resultó acusada de corrupción. Siendo ya ministra de un tribunal penal fue imputada por el entonces juez Jorge Díaz por siete delitos de peculado en reiteración real. La magistrada se había apropiado de alrededor de U$S 55.000 incautados en el marco de varios casos en los que actuó, entre ellos la operación Campanita.

Al asumir cada defensa, Dupetit realizaba una visita carcelaria para presentarse con sus defendidos, informarles las últimas novedades y asegurarles que pondría “el mismo esfuerzo y sigilo en todas sus causas”. “Así fue que llegué a visitar a Alta Bella (cambia los nombres de los personajes mencionados en el libro), la que se encontraba alojada en un lugar muy especial, prácticamente era un apartamento monoambiente, contaba con muchas comodidades y prebendas”, dice en relación a una exdependencia policial ubicada en el barrio Cordón.

Entre las prebendas menciona que tenía salidas transitorias sin ningún control. “Al llegar a realizar la visita donde se encontraba alojada, estaban los únicos dos guardias, que sentados mesita por medio en el pasillo de entrada de la puerta principal, escuchaban radio, jugaban cartas, chateaban, fumaban... Ellos me informaban que ya se había retirado”.

“No conocían cuánto tiempo, cuántas horas diarias o semanales contaba como debidamente autorizadas, por lo que no se llevaba control alguno, ni por los policías allí cumpliendo su custodia, ni por ningún servicio de contralor ya sea del Ministerio del Interior como de alguna división del Poder Judicial que eventualmente supervisara algo, ella era totalmente libre e independiente respecto al uso y goce de las salidas”.

Según relata Dupetit, Damasco le cuestionaba los escritos de pedidos de libertad presentados. “Al llegar la etapa procesal de la acusación fiscal, me solicitó que dejara vencer el plazo y que el mismo día de vencimiento, me presentara solicitando prórroga. Le recordé que ella era una defendida más, igual que el resto de mis asistidos, no hacía tratos diferenciales ni excepciones, que no me iba a manipular como lo había hecho con los demás, que se ubicara. Me renunció”.

Asimismo, narra que se la debía investigar por otros asuntos pendientes, como la desaparición de un expediente donde se investigaba y resultaron procesados tres aduaneros por el delito de contrabando, relacionado al ingreso de una importante cantidad de teléfonos celulares, que fueron comprados por un empresario.

Sin embargo, “el fiscal de la investigación expresó: Lo que no puedo probar, no lo sigo, por eso pido el ARCHIVO. A priori descontaba que no iba a poder probar el ilícito, renuncia por anticipado a la búsqueda de la verdad y se entrega. ¿Sería otra de sus excepciones?”

La liberación del narco Juan Domingo “Papacho” Cartes

Dupetit relata las circunstancias oscuras, que según ella, derivaron en una pena demasiado benévola para Juan Domingo Cartes, el tío del presidente paraguayo, detenido y condenado luego de haber traficado 450 kilos de marihuana a Uruguay en una avioneta en Durazno. En el borrador publicado en 2017 la historia estaba incluida.

Se enteró por el propio recluso, que la llamó desde la cárcel de Campanero para pedirle que agilizara su libertad anticipada, que la jueza le había impuesto una condena de 2 años y 10 meses, lo que era una pena muy benévola.

A continuación, Cartes le explicó que la jueza lo había convocado en su despacho sin estar presente Dupetit, y le había comunicado que esa era la pena fijada para él.

Cuando le pidió a la jueza ver el acta de la audiencia, la jueza del caso le dijo que “no hubo nada formal”. Le relató que lo hizo traer porque insistía e insistía y que fue una charla sin ninguna importancia. Le dijo que en uno o dos días le estarían notificando la sentencia.

Dupetit relató que, finalmente, uno de los fiscales de Crimen Organizado le contó que la jueza y el otro fiscal le habían pedido benevolencia porque Papacho “había colaborado mucho con ellos en otras actividades e investigaciones”. Luego de eso, Cartes pasó a tener un abogado privado.

En el libro, Dupetit relata que su defensa en otro caso de drogas la llevó a comprender, tiempo después, el rol de Papacho de "colaborador" de la Justicia.

En un caso de droga con muchos detenidos, uno de sus defendidos resultó ser Jorge Delpelo, a quien ya conocía de Maldonado por su participación en el expediente del conocido narco de Maldonado asesinado Omar Clavijo. Lo traían desde la cárcel de Las Rosas, en ese departamento, engrilletado y con esposas.

Desde su primera declaración, Delpelo aceptó haber mantenido trato con Papacho, quien le propuso un negocio que no aceptó. “Efectivamente era Papacho que durante su estadía en Las Rosas, se dedicó a tentar, a atrapar a otros reclusos para organizar una supuesta importación de sustancias, ofreciendo siempre su experiencia, sus conocimientos, sus contactos”.

Su voz había quedado grabada en todas las comunicaciones intervenidas, pero según Dupetit, la jueza y el fiscal, nunca prestaron atención a su voz.

Fueron pedidos varios procesamientos. “Justo y casualmente a Delpelo se le imputa organización, rol que a juicio de la defensora le correspondía a Papacho”, dice, tras aclarar que a esa conclusión llegó después de ver todas las fotos, leer las transcripciones de todas las llamadas interceptadas, y escuchar a los imputados en forma individual.

Dupetit se pregunta que si el operativo fue monitoreado para agarrar a quienes estaban cargando la mercadería, "¿cómo fue que no se previó nada para el espacio aéreo?".

Igual de raro fue para ella que Cartes no fue tenido en cuenta para nada y que en las actas y transcripciones telefónicas siempre se lo mencionó como el extranjero para protegerlo, mientras por la que estaba procesado con una condena muy irrisoria para que quedara libre rápido y pudiera irse de Uruguay.

La jueza se lo negó y le dijo que no tenía nada que ver.

Desde ese momento comenzó a reclamar y pedir que su defendido fuera citado a declarar, pero siempre pasaba algo: "la oficina se había olvidado de oficiar al establecimiento carcelario, el establecimiento no pidió el traslado a la unidad responsable de los traslados de los reclusos en tiempo y forma, estaba previsto un paro de funcionarios judiciales, la magistrada no iba a estar ese día..."

De ese modo, Cartes alcanzó su vencimiento de pena y fue liberado. Y si bien Paraguay pedía su extradición, llamó la atención su salida de Uruguay sin ser extraditado.

Con respecto a su defendido, pasó un año y dos meses desde la contestación del manifiesto. Cambió el fiscal del caso y la nueva fiscal de Crimen Organizado entendió que ya no tenía valor esa declaración.

Otra de narcos y de injusticias

En otro caso con drogas proveniente de Paraguay apareció como la principal responsable del grupo una mujer, quien era la organizadora, la importadora, la distribuidora de las sustancias. Ella viajaba en sus camionetas frecuentemente a Paraguay junto a otras personas.

Entre todos los detenidos y luego procesados, al principio solo una mujer pidió ser asistida por defensa pública. Era la niñera de la hija de la mujer cabeza de esa organización y quien cuidaba a la niña en la casa mientras la madre viajaba a Paraguay. Fue procesada el día que se inició el sumario para todos, el 29 de noviembre de 2015, con prisión domiciliaria.

El 29 de enero de 2016, exactamente a dos meses de iniciado el caso, finalizando la feria judicial mayor, advirtió que el actuario le ordenaba a un funcionario urgido que pasara faxes con libertades a un juzgado. “Ante esos notorios apuros y siempre atenta a buscar la información por mis propios medios, me acerqué al fax y tomé del oficio, número del sumario donde se otorgaban las libertades. Eran cuatro los liberados”.

Tras rastrear el expediente advirtió que se trataba del sumario en el que ella actuaba. Por la importante cantidad de droga incautada, por la organización, con pluriparticipación, que solo llevaba de iniciado dos meses, era muy llamativo que ya se concedieran varias libertades. Dos días después presentó la solicitud de libertad provisional para su asistida. Sin embargo, el pedido le fue negado.

Después supo que el fiscal, que dejaba la materia de Crimen Organizado, había prometido “a las abogadas particulares que antes de irse las concedería”. Al poco tiempo lo volvió a pedir y se la nueva fiscal se la volvió a negar, y la jueza no la elevó al tribunal de apelaciones penal como correspondía. Tras muchas ideas y venidas logró la libertad pero recién "tres meses después de los procesados que tenían defensa costosa, con defensa de particular confianza y por delitos más pesados habían colaborado directa y conscientemente con la droga".

El abogado de El Chapo Guzmán

Una tarde la convocó uno de los jueces de Crimen Organizado a su despacho. Al llegar había un señor con dos guardaespaldas. "El señor es un abogado que viene de Colombia con un poder para que la designe defensora en un expediente reservado cuya investigación llevo", le dijo.

Era la primera vez que la designaban defensora por poder. Le explicó que su cliente en Bogotá tomó conocimiento por medio de El Observador de que se investigaba la compra de un campo en Lavalleja. Se trataba de compinches de El Chapo Guzmán, líder por aquel entonces del cartel de Sinaloa, uno de los más grandes de México.

"Me encaminé a estudiar la situación de mi desconocido defendido sin tener elementos, sin contar con mi asistido, pues estaba en Bogotá, ni poder acceder al expediente porque revestía el carácter de reservado. Ese rótulo no permite de ninguna manera el acceso a la defensa a dicho expediente, todo es muy secreto, solo entre ellos, entre fiscalía, magistrados y policía", cuenta Dupetit.

Como no obtenía información, hizo viajar a su defendido desde Colombia. Viajó con un gran volumen de documentación y pruebas que acreditaban fehacientemente el origen del capital con el que realizó la compra del campo, sus actividades y sus ingresos.

Se realizó una audiencia. Fue escuchado, interrogado, repreguntado, del expediente surgía que no contaba con delito previo, no tenía nada pendiente en su país ni en EEUU, ni ningún otro país, y sin nada en este Uruguay para responder penalmente, se fue.

Otros casos Encontrar “un autor” para los ataques sexuales

Una de las injusticias que relata tuvo lugar cuando ya estaba en Pando. En las localidades de Toledo, Suárez, y sus adyacencias, se venían denunciando hechos de naturaleza sexual, tales como atentados violento al pudor, violaciones, intentos de violaciones. Según relata Dupetit, la zona estaba convulsionada, y ante las quejas y demandas de las familias de las víctimas, “el subcomisario Rolón dio solución a la situación encontrando un autor”.

Este subcomisario detuvo a un joven que había llegado desde Rivera y lo encontró defecando en las vías del tren. Luego de eso convocó a las víctimas a reconocerlo. "Aparecieron extrañamente como víctimas varias mujeres que no habían realizado nunca una denuncia. Personalmente constaté que todas ellas fueron trasladadas en el automóvil particular del subcomisario Rolón, quien debió realizar varios viajes desde Toledo a Pando para que todas recibieran su traslado, el mismo trato y el mismo regalo”.

“Todas las supuestas víctimas trasladadas en el auto personal de Rolón recibieron como regalo personal del subcomisario una rosa importada envuelta en fino papel de regalo. Estas dos circunstancias (traslado en su auto personal y regalar una rosa a cada una) sin duda constituyeron hecho totalmente inusual y muy elocuente como revelador de la estrategia utilizada por el subcomisario para seducir a las damas que trasladaba”.

En defensa del inculpado había un elemento y era que todas manifestaban no haberlo podido ver de frente.

Inocente preso para encubrir a policías en un homicidio

Otro caso de un inocente preso en Pando le tocó cuando defendió a Álvaro Porcal, acusado de doble homicidio. El hombre tenía antecedentes pero por hurtos de poca monta o receptación.

La policía lo había señalado como el autor del homicidio doble, uno de ellos había sido encontrado junto a su bicicleta y una garrafa de tres kilos y el otro fue hallado en la casa que compartían ambos, también con antecedentes, con disparos en sus genitales. La autopsia reveló que ambos habían sido heridos con armas calibre 38. Al principio no se encontró nada en la ropa por lo que quedó liberado pero tiempo después, nuevas pericias encontraron sangre en un calzado (championes) que coincidía con una de las víctimas, por lo que Porcal fue preso.

“Esa prueba pasó a ser prueba altamente sospechosa por manipulación policial... A partir del ingreso de Porcal a la cárcel, tenía bajo mi responsabilidad un sumario con un defendido preso, el que era inocente, por lo que comencé a buscar información respecto de todo aquello que sirviera para la defensa”, relata Dupetit.

Porcal comenzó a padecer diferentes síntomas estando preso, no fue atendido debidamente en la cárcel, llegó a tener hemorragias y murió.

Dupetit se asombró cuando vio que el informe anátomo-patológico del estómago de Porcal indicaba que contenía restos de alimentos, lo que se contradecía notoriamente con el informe del médico forense de Pando y de la misma historia clínica de Porcal.

La fiscal no demoró en solicitar que en aplicación del Código Penal se declarara extinguido el delito y pidió su archivo. Dupetit argumentó que al no haber llegado a esclarecerse el homicidio debía considerárselo inocente, absolviendo ó en consecuencia, «a trabajar» para averiguar la verdad.

Aborto fuera de fecha con una madre casi imputada

A fines del mes de julio del año 2010, le tocó el caso de una menor de 14 años y 10 meses que se había realizado un aborto. La menor quedó embarazada tras mantener relaciones sexuales de manera voluntaria y consentida con un adolescente a quien la fiscal actuante se refería como su novio. El caso le llegó cinco meses después de los hechos, antes de la feria de enero.

La madre no quería que su hija abortara, la llevó a la policlínica de la zona y luego al hospital de la mujer del Pereira Rossell para que comenzara sus controles, y se ofreció a criar al niño. En el Pereira Rossell, la atendieron sin estar presente la madre y le dieron misoprostol para que abortara. Pero el embarazo superaba ampliamente las 12 semanas de gestación.

La fiscal planteó que pediría el procesamiento de la madre por violación de los deberes inherentes a la patria potestad, mientras que para la médica responsable del aborto no pediría nada. "Al escuchar mi fuerte reprobación y demás cuestionamientos, cambió su postura y optó por equidad para salvar a la médica".

"Para la madre responsable y diligente, para esa madre sola, pobre y dispuesta a hacerse cargo de su hija embarazada y del nieto, que era asistida por la Defensora Pública, sí era pasible de que se le solicitara un procesamiento. Pero para la médica, la profesional que había actuado contra toda ética médica, y que contaba con la asistencia de un abogado reconocido, un ex magistrado que viajó de Maldonado a Pando para asistirla, no advertía ningún elemento de responsabilidad que justificara solicitarle un procesamiento", cuestiona Dupetit.

La masonería en el Poder Judicial

“La viva importancia de los mensajes subliminares en la práctica de la masonería es vital. No es extraño a ningún operador del Poder Judicial los conocidos comentarios respecto a las posibilidades de crecimiento, de reconocimientos, de ascensos y de llegar los magistrados rápidamente tanto a la capital como alcanzar ser ministros de Tribunales de Apelaciones como también llegar a la Suprema Corte, ya sea por el relacionamiento con sujetos de Poder Masones, o por haber ingresado directa y personalmente a la casa de la Puerta Grande, la Puerta de la Casa Oscura, de la calle Mario Cassinoni, donde desde el proceso de la iniciación comienza a ser evidente el camino del progreso”, dice Dupetit en un apartado de su libro.

Fuente: https://www.elobservador.com.uy/nacional/la-sospechosa-liberacion-un-narco-el-cuerpo-que-no-era-e-inocentes-inculpados-relatos-una-defensora-publica-27-anos-dentro-del-poder-judicial-n5988662

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