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El gabinete de Umpiérrez: continuidad blindada, cambio medido

"Con espíritu de coalición"

El gabinete de Umpiérrez: continuidad blindada, cambio medido

"Con espíritu de coalición"

Mientras los 19 intendentes electos del país se aprestan a asumir formalmente el próximo 10 de julio —tal como lo estipula el artículo 262 de la Constitución—, en Rocha los movimientos ya comenzaron a delinear el segundo ciclo de Alejo Umpiérrez al frente del Ejecutivo departamental. La señal que emana del nuevo gabinete es clara: blindarse en la lealtad política, apuntalar el control interno y dar la batalla con un equipo que mezcla figuras conocidas con nuevos rostros cuidadosamente seleccionados. Un delicado equilibrio entre continuidad y cambio, con la mirada puesta en este quinquenio... y más allá.

El anuncio oficial del gabinete se realizó este viernes a partir de las 11 de la mañana en la Casa de los Deportes, en la capital departamental. Allí, ante medios de comunicación, allegados y referentes del Partido Nacional, Umpiérrez presentó el nuevo mapa del poder departamental. Una puesta en escena cargada de simbolismo: mostrar cohesión, liderazgo y disciplina hacia dentro, y proyectar autoridad hacia fuera.

El oficialismo rochense ha optado por un modelo de gestión donde la fidelidad interna pesa tanto —o más— que la renovación de ideas. "Se rodeó de los suyos", deslizan sin vueltas dirigentes del entorno blanco, conscientes de que el mensaje no busca tanto apaciguar tensiones como afirmar el liderazgo. En su segundo mandato, Umpiérrez parece haber tomado nota de las lecciones del primero: el poder no se comparte, se consolida.

La interna manda

Los nombres que se anunciaron para integrar el gabinete confirman esta lógica. Figuras del primer anillo del intendente, varias con experiencia en la administración anterior, mantienen sus cargos o pasan a ocupar áreas clave. Las designaciones, más que apuestas al mérito técnico, parecen responder a una necesidad de orden político interno, en un Partido Nacional donde los equilibrios internos son tan frágiles como cruciales.

Para los “entornistas” —ese grupo de operadores y dirigentes que orbitan el poder departamental— la movida era previsible. “Consolidar un núcleo duro no es capricho, es una forma de marcar el rumbo sin distracciones ni fisuras”, afirman en voz baja, como justificando que en tiempos de tormenta no hay espacio para la heterodoxia.

¿Renovación o maquillaje?

Pese a los intentos por mostrar cierta apertura, la presencia de nuevas figuras en el gabinete parece más un gesto de cosmética que una voluntad de oxigenación real. Jóvenes profesionales afines al oficialismo, con escasa trayectoria pública, fueron incorporados para cubrir espacios sin alterar el tablero político.

Desde sectores opositores no tardaron en leer la jugada como una estrategia defensiva: “El nuevo gabinete de Umpiérrez es una burbuja de leales, diseñada para no correr riesgos, ni siquiera dentro del propio Partido Nacional”, sostuvo un dirigente del Frente Amplio. Otros, con más ironía, hablan de “gobierno bunkerizado”.

Un ojo en la Junta, otro fuera de fronteras

La nueva integración de la Junta Departamental —que comenzará a funcionar el mismo 10 de julio que los gobiernos municipales— también pesó en las decisiones. La necesidad de tejer mayorías cómodas sin sobresaltos llevó a reforzar algunos vínculos con ediles oficialistas, mientras que se especula con un rol más activo de la bancada blanca en respaldo a la agenda del Ejecutivo.

Pero no todo es Rocha. El segundo mandato de Alejo Umpiérrez tiene también una lectura nacional. Su nombre suena —aunque con cautela— en algunas mesas del Herrerismo como figura de proyección futura. El armado del gabinete, entonces, también puede leerse como una plataforma de posicionamiento: mostrar firmeza, cohesión y eficacia de gestión para proyectar al intendente más allá de las fronteras departamentales.

La agenda del segundo mandato se mantiene bajo siete llaves, a la espera de una asunción que, más que punto de partida, parece el acto de clausura de un esquema de poder consolidado.

Umpiérrez no improvisa. Su gabinete es reflejo de una lógica que prioriza la fidelidad sobre la innovación, la disciplina sobre el disenso. En Rocha, el cambio llegó... para que todo siga igual. O casi.

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