Estafas, la "epidemia" que no para de crecer: denuncias se multiplicaron por 20 en diez años
Una persona que entra a un link que le llega por correo y, creyendo que es su banco, pone sus datos y le vacían la cuenta. Otra que compra un sillón por redes sociales, transfiere la plata y nunc...
Una persona que entra a un link que le llega por correo y, creyendo que es su banco, pone sus datos y le vacían la cuenta. Otra que compra un sillón por redes sociales, transfiere la plata y nunca recibe nada a cambio. Aquel que vende un celular, le mandan un comprobante trucho de transferencia por más plata que la acordada y le reclaman que devuelva la diferencia. El supuesto familiar que llama a la abuela y le dice que por recomendación del banco hay que retirar toda la plata. Compras con la tarjeta de crédito en algún país remoto por cientos de dólares que el dueño nunca hizo.
Los métodos –y las posibilidades– para realizar estafas son prácticamente infinitas. El uso cada vez más extendido de medios digitales para (casi) todo generan diversas oportunidades para los delincuentes. Y por eso, las estafas no paran de crecer y nada hace pensar que eso vaya a cambiar en el corto plazo.
Así lo reflejan las denuncias que recopila el Ministerio del Interior a través de su Sistema de Gestión de Seguridad Pública. En los últimos diez años, las denuncias por estafa aumentaron un 1242%, según los datos a los que accedió El Observador a través de una solicitud de acceso a la información pública. En 2015 fueron 1.872 denuncias por este delito. En 2024 fueron 20 veces más (25.116), lo que lo posicionó como el tercer delito más denunciado por detrás de los hurtos y la violencia doméstica.
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"Es un crecimiento exponencial porque va aumentando cada vez más rápido. Y eso no es único de Uruguay, es un fenómeno a nivel mundial. En los países desarrollados los mayores delitos denunciados son el hurto y la estafa", explicó a El Observador el coordinador de Estrategias de Seguridad Integral y Preventivas del Ministerio del Interior, Diego Sanjurjo.
Es claro que el avance de la tecnología, y las "oportunidades delictivas que genera", está directamente relacionado con el aumento de las estafas. Y además, dice Sanjurjo, es un campo cuya protección "depende mucho más del individuo que de la Policía". "Si vos sos un individuo que está al tanto de los sistemas de seguridad de tu banco, de tu correo, si estás alerta, si tenés actualizaciones de Windows o de las app. Tiene que ver sobre todo con el individuo", explicó Sanjurjo y agregó que "la caja de herramientas" del Ministerio del Interior para prevenir este delito es "muy limitada".
De todos modos, para el asesor del Ministerio del Interior la estafa se debe convertir en una prioridad para el trabajo de la cartera y que "pronto" empezarán a publicar las estafas dentro de las denuncias que se publican regularmente lo que incluye un análisis mucho más "profundo" que ayuda a entender el fenómeno. "Tiene que ser una prioridad", sentenció.
En el Ministerio Público hay dos fiscalías que se encargan de estos temas. Las de flagrancia reciben todas las denuncias que implican montos menores a US$ 50 mil mientras que las de Delitos Económicos aquellas que superan ese monto. Incluso, a partir de determinadas cantidad de dinero (200 mil unidades indexadas, unos US$ 30 mil dólares) la estafa es un delito precedente del lavado de activos.
“Hay una epidemia de estafas y siento la impotencia de ver las situaciones ocurrir y no poder hacer nada desde la Fiscalía”, lamentó el fiscal de Flagrancia Willian Rosa en entrevista con el canal de streaming Al Weso en referencia a las penas que tiene este delito.
El fiscal lamentó que la estafa tiene un máximo de cuatro años de prisión mientras que la rapiña –que es un robo con violencia o amenazas– tiene esa misma pena pero como mínimo.
“Esa decisión proviene del legislador. El legislador dijo yo voy a valorar esta conducta y esta otra y me parece más grave la rapiña con susto que la estafa multimillonaria, y ha decidido cuantificarlo en penas”, prosiguió Rosa. Sanjurjo, sin embargo, "tiende a pensar" que el aumento de penas no va generar un cambio en esta tendencia.
El aumento de las denuncias por el delito de estafa es uno de los temas que preocupa al novel ministro del Interior, Carlos Negro, y fue uno de los puntos que abordó en su reunión con la bancada del Frente Amplio a mediados de marzo.
El gran desafío, dijeron fuentes de la fiscalía a El Observador, es tratar de llegar a los líderes de las bandas que se dedican a estafar. “Hay gente pesada en estos temas”, dijo un fiscal que prefirió el anonimato. En algunos casos han llegado a detener y condenar a personas que funcionan como “mulas” en las estafas. Gente que presta sus cuentas bancarias para que transfieran dinero ilegal y que cobra comisiones o indigentes que dan sus datos para pedir préstamos que nunca se pagan.
Los medios digitales, además, dificultan aun más la persecución de estos delitos, explicaron desde Fiscalía. En algunos casos que la estafa se comete a través de redes sociales es posible llegar a quien está detrás de determinada cuenta pero en otros casos las maniobras son más complejas. Por eso, en 2021 el Ministerio del Interior creó una Unidad de Cibercrimen que asiste a los fiscales en este tipo de investigaciones además de perseguir otros delitos.
“Para los países subdesarrollados es un desafío realmente de los más importantes de todos, porque yo te formo un analista en la materia y en el sector privado le pagan 10 veces más, entonces es muy difícil para nosotros combatir ese delito (los ciberdelitos)”, había dicho Sanjurjo en una entrevista con El Observador en enero.
PhishingEl especialista en seguridad informática Santiago Ingold explicó que la estafa más común a través de medios digitales es el phishing. Es una técnica utilizada para robar dinero o datos. "Debe haber cientos o miles de correos electrónicos con intentos de phishing por día", aseguró Ingold. En esos casos lo que se hace es darle una "carnada" a la víctima que termina entrando a algún tipo de enlace y eso deriva, en general, en el robo de datos.
Pasa incluso con pequeñas empresas que tienen sus principales canales de venta a través de redes sociales. "Les escriben haciéndose pasar por Instagram por ejemplo, les dicen que por motivos de seguridad tienen que entrar a determinado link y así les roban la cuenta", explicó el experto. Esa cuenta luego es utilizada para vender otros productos o para realizar otras maniobras.
Los ejemplos son miles y las formas de realizarlas también. Por eso, Ingold recomienda tener siempre que se pueda la doble verificación para ingresar a las cuentas ya sea de redes sociales o de correo electrónico y nunca pasar un código de verificación que llega al celular.
"Incluso, si te llega un correo que crees que no es falso, sea de un banco o alguna red social, lo ideal es no ir al sitio a través del link que te mandan sino buscarlo en el navegador para asegurarte que estás entrando al sitio correcto", explicó.