Viernes, 12 de diciembre
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Gabriel de Armas: “El rally va a volver a Rocha”

Gabriel “Carucha” de Armas, una vida sobre ruedas y un sueño intacto, volver a las pistas.

Gabriel “Carucha” de Armas, una vida sobre ruedas y un sueño intacto, volver a las pistas.

 

Al igual que su ingreso al rally tras un suceso imprevisto que marcó en él un antes y un después, se dio la charla. En el fondo de dos terrenos linderos -teijido mediante-, con el sol aún golpeando sobre la ciudad Rocha, entre tomateras, cervezas y algún fernet con coca
que ayudaba a lidiar el agobiante calor de verano.

Momento fortuito y propicio para recordar sus inicios en un deporte singular, historia que lo traslada a las sierras, donde vivían sus padres y donde tuvo su primer contacto con el rally.“En las sierras de Rocha corrió Trelles, corrieron todos, había carreras, había rally. En el
medio del campo después de las vacas, lo primero que vi fue un auto de carreras”, asegura.

Madre maestra, padre y hermano mecánico, por lo que, casi sin elección “toda la vida fue con motores”, rasgos que lo marcaron a fuego. “Todos los amigos eran tuercas. Cuando éramos chicos si tenias una moto y no desarmabas un carburador no existías”, rememora
con un balde en su mano y vuelve por más agua para continuar con el regado.

Comienzo sobre ruedas

No podía ser en otro lugar, que en las mismísimas sierras cuando a sus 8 años se sentó por primera vez frente a un volante. Su padre llegaba de comprar unos caballos, “me parece se había tomado un vinito” y le solicitó que corriera la camioneta. “Venía mirando a mi hermano
y a mi padre tocar los pedales, pero nunca lo había hecho, y puse marcha atrás, la primera vez que anduve en auto fue marcha atrás”, punto de partida a lo que sería una vida entrelazada a los automóviles.

Corrieron los años y “en vez de irme para un baile, llenaba el tanque y me iba con mis amigos para el Paso de la Cruz, le daba para adelante, hacíamos pruebitas”. “Mi vida siempre era así, jugábamos carreras, nos íbamos por los caminos”, recuerda con una pícara sonrisa.

Hoy, compra y vende autos, labor que combina con su oficio de tornero y por supuesto, la dichosa tarea de ser padre de Alma y Margarita. Pero se remonta al año 2014, recién a sus 28 años, cuando se alinearon todos los planetas y paseando por el campo, el rally y Gabriel
se toparon nuevamente. Si bien no había carreras, ni jadeos de motor, le pareció ver al presidente del Club Uruguayo de Rally y no dudó ni un segundo: “¿Tu sos el presidente, Echegoyen? ¿Cuándo vamos a traer el rally a Rocha?”, anda hasta la intendencia a hablar le respondió, y así fue.

¿Cuánto tardó? Minutos, lo que demoró en llegar desde campaña a General Artigas 176.“En la tarde me fui para la intendencia. Era el tiempo del Frente Amplio, de Artigas Barrios. 'Pase por acá', respondió Burnia al verlo en la puerta de la oficina esperando, viejo vecino
de su infancia. “¿Vamos a traer el rally a Rocha?”, propuso Gabriel y escuchó lo que tanto fantaseaba, “vamos a ayudar a este guri”, replicó Barrios. De esa forma, “como cuando haces gancho en el liceo”, hizo de nexo entre la Intendencia y la Federación Uruguaya de Automovilismo Deportivo.

“Alquilé el auto de mi bolsillo, tenía una platita guardada. Cumplo el sueño, voy a correr, y voy acorrer en Rocha. Es ahora. Desde ese día, todo era un problema en mi cabeza, ya no sabíani para donde arrancar, no podía dormir más”, tan así, que le faltó considerar ciertos detalles.

Llegó enero de 2015, cuando concurrió por primera vez a la FUAD (Federación Uruguaya de Automovilismo Deportivo), con la misma inocencia e ilusión que un niño en su primer día de clases. Realizaron los trámites pertinentes y allí mismo advirtieron por primera vez que
estaban obviando una parte indispensable. No contaban con hans (soporte de seguridad para cabeza y cuello), ni trajes para ambos.

Con su elocuencia y con el fin de solventar los gastos, aparece una peculiar campaña publicitaria. El monto en sistemas de seguridad triplicaba el costo del coche. Por lo que, agarró papel, cascola y encontró en un viejo diario la imagen de un gol cuadrado, así armó
un collage algo ingenioso y ocurrente, y sin dudarlo salió a golpear puertas.

A falta de una semana para la carrera el auto llegó a Rocha, gracias a las diversas colaboraciones logró cumplir el cometido y nuevamente comenzaron los contratiempos. “Cuando llegué y lo bajé prendido de la chata, mi padre me dijo: 'esto es un basurero con esto no llegas a correr'. Era verdad porque los autos inferiores están descuidados”, afirma.

Sueño cumplido

El repicar de motores comenzó a invadir la ciudad de Rocha en el mes de marzo. De la noche a la mañana “empezó el furor, empezó una de las mejores partes de mi vida”.

La máquina 63 resplandecía, “lo picamos todo, mi padre lo arregló, lo hicieron a nuevo y quedó de verdad”. La espera terminó, tras años de corridas, escapadas y desaciertos en el camino, triunfó la pasión y el sacrificio.

La flora, la fauna, los sinuosos caminos y las panorámicas espectaculares de las Sierras de Rocha albergaron la primera fecha del Campeonato Nacional de Rally, casi como un viaje a su niñez, aunque los caminos por el Cerro del Pintor y el Cerro Áspero le eran ajenos. El debut no fue para nada fácil, el auto falló y ese fulgurante fin de semana parecía quedar en un efímero momento. Sin embargo, la revancha estaba a la vuelta de una curva.

En el fondo, en medio de los pastizales y vasos ya vacíos, la cálida tarde comenzaba a dar paso al ocaso en Ituzaingó y República Española.

Entre el bullicio de familiares, de amigos que no podían fallar, de conocidos y de otros tantos que se arrimaron tan solo a acompañar, largó el coche 63, largó Carucha y Mazzullo. Y el destino quiso que ese lugar con un condimento tan especial para él, sea testigo de,
quizá, su mayor logro deportivo: “Tenía una energía terrible, hace años lo venía pensando, ganamos, salimos primeros, le ganamos al campeón nacional de rally. Cumpli el sueño, fue un fin de semana como nunca lo hubiese soñado”.

- Alquilas el auto, compran trajes y logran correr, ¿cómo continúan después?

-Faltaban cinco días para la próxima carrera, entonces yo no iba a correr, tenía que tener otro auto. Cuatro días antes de la carrera me llaman por teléfono: 'Carucha, ¿cómo andas? soy Manuel Gonzalez. Vente por el despacho mío que quiero hablar contigo'. Me dijo: 'Sale a manguear mañana, hacete otra manga como hiciste, que lo que te falte lo pongo yo'. Me dieron unos dólares en la vuelta, los junte y el resto me lo dio él. Me compró un auto, me ayudó a correr todo el pueblo durante un año, anduvimos bien. Al segundo año salimos a correr más profesional y salimos adelante.

-Tenían cuatro días para conseguir un auto...

-Yo lo había visto correr a ese auto ese mismo año. Me gustaba. Pase por la automotora, paseando y lo veía, estaba lindo, era un Gol G3. Un día me llamó el dueño del auto, estaba desesperado por venderlo. En el vidrio de atrás, el coche de carreras tiene el nombre y tu grupo sanguíneo, por seguridad. Me manda una foto que decía Gabriel de Armas y Eduardo Mazzullo, eran siete u ocho de la tarde. Al otro día, a las nueve de la mañana había que estar en Piriápolis con el auto para hacer la administrativa, la hoja de ruta, todos los entrenamientos y llevar el auto. Llamé a un camarada mio, al “Cabeza” Santarelli y fuimos para Montevideo, con una camioneta y conseguimos chata. Lo compramos, era mi primer auto de carreras, el auto del pueblo. Ahí me inscribí en el Campeonato Nacional de Rally.

-¿Qué te generó correr la segunda fecha con auto propio?

-Esa segunda fecha en Piriápolis me voy a correr y mi mujer estaba embarazada. Ese día, 19 de abril, me llama Victoria y me dice: 'Estoy internada, está para nacer Alma', y me vine corriendo, deje el auto, el auto no se puede abandonar es penado. Yo ando con el celular
para comunicarme con el equipo en los enlaces y le dije al comisario de la prueba está para nacer mi hija, me voy. Me había ayudado tanta gente, era tanta la responsabilidad, entraba a jugar en primera. Corrí varias pasadas y me descalificaron porque dejé el auto mal parado.

- ¿Llegaste?

-Ella esperó a que yo llegara, estoy seguro. Tendría que haber comprado el auto y haberme quedado en Rocha, no haber corrido esa segunda carrera consecutiva del campeonato. Era todo una emoción. Si tengo que pensar de nuevo me quedo, porque estaba para nacer
Alma, tenía que cuidar a mi familia. Es más, por salir a las apuradas terminamos el día sábado con rupturas. Tenía que haber traído el auto, haberlo desarmado, haberlo preparado bien, pero las cosas se dieron así, y estuvo impresionante.

-¿Cómo finalizan ese año con tantos obstáculos y tan especial a la vez?

-El primer año lo terminamos 4° en la general de la RC5. Impresionante, impresionante para los recursos que teníamos. La primera carrera la corrí en 1600, en la categoría más chica, las más amateur. El segundo año ya fuimos mucho mejor.

-Al año siguiente vuelve el rally a Rocha.

-Primera fecha 8 de abril, mi cumpleaños. Un montón de personas me cantaron feliz cumpleaños. Al segundo año eran las elecciones, el rally vuelve a Rocha. El intendente, Anibal Pereyra, puso a disposición la Intendencia y todo lo que estuvo al alcance de él, pero no había guita. Tuve que salir de la Intendencia pensando en un plan. Tuve que conseguir $250.000, conseguir 80 camas para el alojamiento, ambulancias, doctores, inspectores de tránsito con el intendente para cercar el Parque de la Estiva y armar un Super Especial. Ese año termino corriendo el Sudamericano de Rally.

-¿Esa dificultad fue uno de los motivos por los cuales dejaste de correr?

-Al tercer año, el auto no da para más, estaba muy molida la carrocería. Decido darle de baja. El tercer año, 2017, las últimas dos carreras no las corro. Y me llevó a armar este proyecto, armar el auto de carreras.

-¿De qué trata el nuevo proyecto, vuelves a correr?

-El 8 de abril quiero estar mandado llave, sacando asientos, desmantelando vidrios, preparando una carrocería. Todo va a llevar tiempo y plata, pero tengo gente que me va a ayudar. Yo tengo el proyecto y se que lo voy a lograr, ya arranque. El rally va a volver a Rocha. Cuando me presente va a ser lo más profesional que pueda, voy a intentarlo. Quiero armar mi auto, tenerlo preparado, probarlo y después ver que viene. Creo que si hay auto, hay carreras, si hay carreras, hay sponsors.

-¿Qué significa el auto para ti?

-El auto es dios. Si existe dios, es dios. Es una fuerza inexplicable, yo que sueño con rally que me tomo todo el tiempo del mundo para conversar. Lo mío es vocacional.

-Es un deporte inusual, con poca repercusión y muy costoso, ¿te gustaría que se sume más gente para cinchar del carro en el departamento?

-Que se sume más gente, claro. Yo luché por el rally de Rocha. Lo primero que voy a hacer es ayudarlo y prestarle todo lo que esté a mi alcance. Me encantaría. Porque hay gente de Rocha que ha corrido en el rally, pero no es la de cinchar el carro. De decir vamos a traer el
rally, vamos a hacer un proyecto, vamos a golpear la puerta de la intendencia. Tienes que tener pasión, deseo. No importa que lejos estes, puedes llegar. Lo dijo Ayrton Senna, tienes que soñar, tienes que sobrepasar hasta lo natural, no puedes pensar chiquito.

FACUNDO TERRA VITANCURT

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