En un gesto que combina política ambiental, gestión pública y respuesta a un reclamo ciudadano que lleva décadas, Rocha inauguró este jueves su primer depósito seguro de pilas, un espacio pensado para que uno de los residuos más peligrosos que produce el consumo cotidiano tenga un final responsable.

El acto, realizado en la Planta de Residuos de Rocha, fue mucho más que un corte de cinta. Allí, el Gobierno Departamental, a través de la Dirección de Gestión Ambiental, lanzó también la campaña de recolección segura de pilas, financiada por el Fondo de Desarrollo Territorial (FDT), con el apoyo de la Agencia Nacional de Desarrollo (ANDE), el Congreso de Intendentes y la Unión Europea.

Se trata de uno de los hitos del proyecto Recuperación de Electrónicos Domésticos, una iniciativa que busca dar un tratamiento adecuado a residuos que, hasta ahora, terminaban dispersos en basurales, suelos y cursos de agua, liberando metales pesados y contaminando por años el ambiente.

Un cierre para una herida abierta

Las pilas serán el único residuo electrónico que se gestionará íntegramente en Rocha, mediante un enterramiento controlado en una cámara de hormigón hermética dentro del Relleno Sanitario. Esta tecnología impide filtraciones y fugas de contaminantes al suelo, respondiendo a un pedido que vecinos y organizaciones ambientales repiten hace más de 20 años.

Economía circular con raíz local

El dispositivo inaugurado consta de dos estructuras subterráneas con un sellado especial, capaces de contener las pilas y baterías usadas durante años sin riesgo de contaminación. La medida se enmarca en el proyecto Gestión Integral de Residuos y Economía Circular, que promueve el reciclaje, la valorización de materiales y la reducción de los desechos enviados a disposición final.

La campaña departamental de recolección segura busca que la población acerque sus pilas a puntos de entrega estratégicos en plazas públicas. Desde allí serán trasladadas al nuevo depósito, cerrando un circuito de manejo responsable que protege tanto al ambiente como a la comunidad.

En un departamento donde la costa, los cursos de agua y el turismo son parte esencial de la identidad local, la iniciativa no es menor: es una señal de que, incluso en tiempos de urgencias políticas y económicas, la gestión ambiental puede ocupar el centro de la agenda pública.