Rocha sigue esperando por obras planificadas hace casi 90 años
“Es importante pensar en las inversiones de obras razonables que requieren de dinero, pero “mitigan pérdidas mucho mayores”.
Con las lluvias de marzo se volvió a inundar el norte del departamento de Rocha, una problemática que se extiende largo en el tiempo sin que se llegue a una solución definitiva, a pesar de los costos millonarios que genera. Las inundaciones en Rocha causan pérdidas de veintidós millones de dólares. En los años treinta, el ingeniero Martínez Bula presentó una solución que todos consideraron correcta, pero las obras no se ejecutaron. Desde hace unos años la Sociedad Fomento de Lascano ha propuesto una serie de medidas que ayudarían a disminuir el impacto del problema.
Sobre el tema, La Mañana dialogó con el ingeniero agrónomo Alberto Ruíz, de amplia experiencia en el manejo del agua, técnico en la represa de India Muerta desde hace cuarenta años y asesor de la Sociedad de Fomento de Lascano en materia de agua.
Ruiz explicó que el río Cebollatí es un importante curso de agua que tiene una cuenca de unas 380 mil hectáreas, abarcando parte de los departamentos de Lavalleja y Rocha, con muchos arroyos que desembocan en él. Cuando el río crece lo hace hacia ambas márgenes, la izquierda da hacia Lavalleja y Treinta y Tres, y la derecha a Rocha.
Lo que sucede es que “las aguas del lado de Lavalleja y Treinta y Tres vuelven al río” y retoman su cauce, “pero las que desbordan hacia Rocha, cuya pendiente es del río hacia la laguna Merín, no vuelven y van inundando los campos”.
“Es una situación que se plantea desde hace tiempo. En 2001 se hizo un plan de regulación hídrica en la zona, pero esto que sucede con el río Cebollatí aún no está contemplado por parte de las autoridades para encontrar una solución”, agregó Ruiz.
En 2016 una amplia zona de Rocha quedó sumergida. Ese año “se hizo una evaluación de todos los daños causados por el agua en caminería rural, caminería nacional, alambrados, pasturas, ganados, cultivos, etcétera, y el resultado fue superior a los veintidós millones de dólares en pérdidas”.
Desde entonces Rocha no registró una creciente tan importante. “En 2016 la altura del río fue de 7,40, este año con dos lluvias importantes seguidas, una de 120 y la otra de 230 milímetros, el río llegó a 7,08 de altura, 32 centímetros menos”, pero al igual que en 2016, “afectó todo”.
Este año la inundación fue de unas cien mil hectáreas. En materia de caminería “se cortó la ruta 14, que une Lascano con José Pedro Varela, y la ruta 15 desde Lascano a Cebollatí se cortó en varios puntos”.
“La caminería rural ha sido afectada frenando la cosecha de arroz por la imposibilidad de entrar a las chacras”, reveló Ruiz. También “se perdieron pasturas y hubo que sacar el ganado a la calle”.
La Sociedad de Fomento Rural de Lascano
Desde hace mucho tiempo la Sociedad de Fomento Rural de Lascano asumió la situación como un gran desafío que requiere soluciones, por lo que la institución ha presentado diversas alternativas, algunas de ellas “intermedias” que buscan “evacuar las aguas de forma más rápida a la laguna Merín” y la confección de “un terraplén en Paso Averías del lado de Rocha para que el desborde sea controlado”, contando con un vertedero, “cosa que si el agua llega a los siete metros empiece a pasar suave hacia Rocha y no como ahora que llega violentamente”.
Para cumplir esa función, el terraplén deberá tener una extensión de ocho kilómetros y la inversión es accesible en cuanto al monto, generando importantes ahorros en la reducción de los daños.
Otra herramienta planteada por la Fomento fue “un sistema de alerta temprana de crecientes”. Consiste en monitorear la altura del río Cebollatí, permitiendo a la gente tomar decisiones con tiempo y autoevacuarse, “por eso la afectación a nivel humano es nula, salvo algún accidente puntual”.
Por otra parte, la Sociedad Fomento promueve la limpieza y canalización del estero Pelotas en el tramo comprendido entre la ruta 15 y el arroyo Quebracho. La iniciativa implica una mínima intervención con bajo impacto. Es una obra “muy sencilla, con un costo de cuatrocientos mil dólares, y los productores están dispuestos a colaborar con parte del combustible de la limpieza; también la Intendencia de Rocha está dispuesta a apoyar porque hay un interés municipal dado que cada vez que se da una inundación los costos son altísimos y sale una fortuna reparar la caminería rural”, dijo el entrevistado.
Sobre el plan de regulación hídrica, expresó que es la forma por la cual se lograría un menor impacto de estas situaciones, además de llevar toda el agua a la laguna Merín por todas las vías que hay, y no que vaya por el canal 2 hacia La Coronilla. “Ese plan que es como un costillar de pescado, en el cual la columna vertebral es el canal 2 y las derivaciones –que serían las costillas– son todos los arroyos viejos”, graficó.
La represa de India Muerta y el manejo del agua
A las pérdidas materiales, productivas o de infraestructura que causa cada inundación, hay que sumarle otra mirada, la del agua que se desaprovecha. Son millones de litros de agua dulce que llega, causa destrozos y se pierde.
Las inundaciones en Rocha y el uso correcto del agua que las causa ya fueron analizadas hace 87 años por el ingeniero Florencio Martínez Bula, quien elaboró soluciones a través de la construcción de represas y canales. A partir de sus estudios se realizaron varias obras, entre ellas la represa de India Muerta.
Ruíz dijo que “el 20 de marzo la represa de India Muerte terminó el riego” y quedó “vacía”, pero parte del agua de la crecida del río Cebollatí quedó allí. “Si no se hubiera hecho la represa toda el agua se habría ido a los campos”. Retener el agua en el lago “redujo el impacto, causando una afectación menor” en toda la zona.
La idea de Martínez era hacer represas en la parte altas para contener el agua durante las crecientes. Eso hubiera sido de mucha utilidad, sobre todo pensando “en la gran sequía que tuvimos en los últimos años. Contar con agua almacenada hubiera permitido paliar la seca”.
“Es increíble” que con lo cambiante que está la naturaleza “no podamos aprovechar tanta agua, no la reservemos en represas para usarla en momentos críticos”, comentó Ruiz, y añadió: “Es importante pensar en las inversiones de obras razonables que requieren de dinero, pero “mitigan pérdidas mucho mayores”.
Ruíz concluyó señalando: “El plan de regulación hídrica se está ejecutando lentamente, y el día que se complete va a mejorar mucho la zona, pero una mejora no es la solución definitiva. La solución llegará cuando se hagan las represas que con la contención del agua y el riego también tendrán un uso de generación de energía eléctrica”.
Agregó que “la ejecución del plan de Florencio Martínez Bula consiste en contener el agua en la parte alta y liberarla controlada hacia la parte baja”.
Preocupación en el sector productivo
El ingeniero agrónomo Alberto Ruíz dijo que como en años anteriores, las inundaciones han afectado la agricultura, particularmente el cultivo de arroz, rubro que está en pleno periodo de cosecha. Señaló que “hay demoras” en la recolección “porque la caminería rural está deshecha y el grano no se puede transportar”.
La cosecha tiene su momento oportuno para hacerla, que es ahora, de lo contrario la planta continúa con su proceso biológico, que no es posible detener. Eso los productores lo saben y la imposibilidad de cosechar genera nerviosismo o preocupación por las pérdidas que se pueden sufrir.
En cuanto al ganado dijo que “sigue en las calles”, con “pérdida de peso”, a lo que hay que agregar los “alambrados destruidos y las pérdidas en pasturas”.
La Mañana