
Ocho capítulos que no están en los libros de historia: Desobedientes, una serie sobre pequeñas (y grandes) revoluciones uruguayas
Las olas llegaban mansas a la orilla y volvían atrás con la calma de un día de verano. Pero la mente de la directora Dina Yael se parecía más a una marea revuelta de ideas que quería, todaví...
Las olas llegaban mansas a la orilla y volvían atrás con la calma de un día de verano. Pero la mente de la directora Dina Yael se parecía más a una marea revuelta de ideas que quería, todavía no sabía cómo ni cuándo, llevar a una pantalla de televisión. Lo que era un día de playa como cualquiera se convertiría en el comienzo de un proyecto al que dedicaría los próximos años de su carrera profesional.
Había terminado de cursar la maestría en Políticas Públicas y Género de Flacso y una pregunta le había atravesado la experiencia: “¿Cómo me estoy enterando de esto recién ahora? Ya había pasado la escuela, el liceo, la facultad, llegás a un segundo título pero esto me hubiera gustado saberlo muchísimo antes”.
Mujeres, luchas, conquistas. Las historias detrás de los derechos adquiridos. Las violencias que se trazaron para generaciones de uruguayas y las oportunidades que abrieron para las siguientes.
Ese día en una playa todo tomó otro sentido cuando conoció a la productora y cofundadora de Monarca Films, Eugenia Olascuaga. “Nos conocimos en una circunstancia azarosa. Yo le contaba de cosas que me habían tirado de la maestría y Eugenia me dijo: ¿pero por qué no hacemos una serie? Yo la produzco. Ahí se alinearon los astros”, recuerda en una entrevista con El Observador.
8.jpgComenzó un proceso de trabajo que daría cuenta de una serie de evoluciones, y por momentos retrocesos, de derechos que fueron conquistando en Uruguay las mujeres y las disidencias. “Como una forma de ir para atrás, ver qué tanto se avanzó y pensar hacia el futuro”, dice.
Un camino que trascurrieron en casi 10 años, con más de 80 personas entrevistadas, horas de trabajo de archivo y la conformación de un equipo de trabajo que encontró las experiencias vitales y la experiencia técnica de más de 30 mujeres vinculadas al audiovisual. “Ese encuentro fortuito que abrió las puertas a una producción, que abrió las puertas a un equipo y que después de muchos años estamos estrenando. Estamos un poco sorprendidas, primero porque lo terminamos –que ya era la odisea primordial– y después de que por ahora el feedback es lindo, entonces es disfrutable”, expresa la directora.
Desobedientes es una serie de ocho capítulos de 45 minutos, un formato establecido en base a los requisitos del fondo de producción al que presentaron el proyecto. Un recorrido por la historia de las pequeñas revoluciones personales de mujeres y disidencias que dieron lugar a grandes movimientos y agitaciones sociales en la historia uruguaya. Desde las obreras textiles de Juan Lacaze, pasando por el movimiento sufragista, las primeras organizaciones feministas del Uruguay, la transición democrática y la nueva agenda de derechos, hasta los reclamos de los activismos contemporáneos. Historias que podrían parecer pequeñas anécdotas aisladas, pero vistas en conjunto se convierten en un entramado histórico y social.
Desobedientes se emite cada miércoles a las 22:00 en Canal 5 y se repite los domingos 19:30. Posteriormente será transmitido también en la pantalla de TV Ciudad.
Embed - Trailer Serie "Desobedientes" Arqueología de archivo: una “cápsula del tiempo”“Lo pensaba como una cápsula del tiempo a veces”, dice Yael. Una ventana para el futuro. Un retrato de una época que pueda servir de mojón histórico que resista los vaivenes del paso del tiempo. “Cuando fuimos a revisar los papeles de Paulina Luisi decía capaz que Paulina se imaginó que iban a venir otras mujeres de otras generaciones a revisar sus papeles. Capaz que dentro de un tiempo viene alguien y dice mirá lo que encontré, acá hay un montón de mujeres hablando y contando cómo era. Y que el material de archivo esté".
Pero ese trabajo de rescate del archivo documental se siente casi como un trabajo arqueológico, encontrando entre las múltiples capas de diarios de titulares masculinos un recuadro en el que una señora firmaba un texto. "Los temas que tienen que ver con las mujeres vienen ya con un silencio alrededor porque no parecen relevantes”, señala Yael, que revisó diferentes soportes en ese afán de integrar el archivo de la prensa de principios de 1900, la dictadura o la transición democrática, así como la prensa de las mujeres anarquistas que dirigían medios de prensa.
“Se dedicaban desde sus casas, con muchas dificultades pero llegaban a un público. No se reconocían feministas per se, porque no era necesario siquiera. Si bien había mujeres que sí, como Paulina Luisi. Ellas manifestaban las opresiones que vivían las mujeres, las obreras y las explotadas, en unos diarios de una polenta increíble. Estaba bueno rescatar lo que no nos contaron”.
Yael recuerda una cita de Simone De Beauvoir y señala que “siempre hay retrocesos” en la historia de los derechos conquistados. “Ya vemos lo que está pasando en Argentina o en Estados Unidos –opina–. Tenemos la suerte acá de tener leyes que parecen firmes y una democracia que parece interesada, quisiera creer, en cuidar las leyes y los logros que se han conquistado pero siempre pueden venir a ser cuestionados. Entonces también es importante dejar una memoria”.
2.jpgDesobedientes es, al mismo tiempo, una forma de señalar el impulso colectivo de decenas, cientos o miles de personas que pusieron en movimiento diferentes modificaciones que actualmente parecen un hecho incontestable.
“A veces las leyes empiezan con reclamos que hacen que la sociedad civil se organice, que hacen que después en el Parlamento alguien ingrese el proyecto. Es importante ver que cuando hay leyes, cuando hay determinadas conquistas, también hay personas que habitan esas leyes y les llegan derechos que de repente podés vincular con militancias que vienen de hace muchísimos años, pero a veces olvidás y decís 'la ley de matrimonio igualitario fue Mujica'. ¿Fue Mujica o había una serie de actores que venían hace tiempo? Porque había marcha del orgullo homosexual –así se llamaba en ese momento– desde 1993, donde pedían dignidad, reconocimiento, no violencia. Cosas básicas”, dice la directora.
Yael entiende que en la medida de que la sociedad garantiza ciertos derechos se comienzan a exigir otros, "más específicos". "No estaríamos hablando de todo esto si no tuviéramos derecho al voto", señala.
“No sé si la serie va a lograr que la gente tenga más empatía con la diversidad en general –no solo de sexo y de género– pero quizás aporta algunas pistas y cuando te hablen de Clotilde o de Paulina Luisi sepas quién es o tengas ganas de investigar para saber más”.
"Un poco menos solas"Dina lloraba. Del otro lado de la cámara una mujer contaba su historia, y ella lloraba.
“¿Por qué lloras?”, le preguntó la entrevistada. “Hablaba con la fuerza que tiene una sobreviviente de todo, porque esa mujer lo había vivido todo, y yo justo estaba muy sensible”, recuerda. En ese momento apareció otra mujer que la sostuvo. La camarógrafa que estaba a su lado le puso la mano en la espalda y sintió todo el apoyo que necesitaba del equipo que llevó adelante la serie.
“Necesitas que alguien te diga que no estás sola, que estamos nosotras, y que esto hay que registrarlo. Son testimonios que hay que poder contar, que hay que poder transmitir y que evidentemente si lo que cuenta a mí me provoca esto por algo me lo está provocando, las personas que lo vean en la pantalla capaz que también sienten un poco eso y se sienten un poco menos solas. Sería el objetivo ideal”.
En 2018 organizaron un conversatorio con unas 20 mujeres de distintas generaciones y contextos para sondear qué temas deberían incluir en el proyecto. Y uno de los aspectos que decantó del encuentro fue que querían que las diversas formas de violencia estuvieran presentes en todos los capítulos. “Todos los capítulos, en algún momento o de alguna manera, tenían que ver con la violencia. En las maternidades estaba la violencia obstétrica, en las militancias están las distintas violencias que son muy diversas porque, por ejemplo, la violencia que viven las mujeres afro es distinta y también se cruza con las violencias que viven las mujeres en situación de discapacidad”, indica.
AFICHE DESOBEDIENTES (2).pngEsos rodajes, los que se abordaron las diferentes expresiones de la violencia que atraviesan a esas mujeres, fueron los más difíciles de llevar adelante para la directora del proyecto. Y fueron también, los que propiciaron espacios de intercambio por fuera de lo estrictamente laboral.
“A todas nos atravesaba de alguna manera. Sentíamos que eso que estábamos recogiendo en la cámara, en los testimonios, tenía que ver con nuestras propias vivencias; con violencias que alguna o todas de nosotras habíamos atravesado. Entonces había mucho abrazo, mucha contención, mucho llanto y en determinado momento también nos juntamos por fuera del rodaje a contarnos cosas que necesitábamos compartir lo que las entrevistas habían disparado en nosotras también”, sostiene la directora.
Feministas eran las de antesFrente al avance del movimiento feminista una expresión aparece con frecuencia: feministas eran las de antes. Esa frase, que tantas veces intenta menospreciar los reclamos de las mujeres del siglo XXI, se contrasta con la historia de mujeres uruguayas que iniciaron revoluciones o continuaron con otras que se sucedían alrededor del mundo.
“Había una época en que las mujeres estaban peleando por los derechos básicos. Había mucho lobby, unas cartas tremendas, unas reyertas, pero no podían hacer nada más. Eran varones decidiendo por el futuro de las mujeres. Eran tremendas luchadoras, militantes, eran de todos los partidos políticos, había blancas y había coloradas, había socialistas. Su objetivo era colectivo, tenía que ver con el sufragio o con el derecho a la patria potestad, porque no tenían ni siquiera el derecho sobre sus hijos, además de que no heredaban. Eran un objeto más que un sujeto”.
Pero ese movimiento todavía no era masivo. “No eran como las marchas del 8M que vemos ahora. Evidentemente hay muchas mujeres que no se reconocen como feministas, pero que igual pelean por la igualdad y desean un mundo más justo. Pero no es que las mujeres somos unas iluminadas, hay un proceso que nos hizo darnos cuenta de que hay sistemas de opresión", expresa Yael.
Captura de pantalla 2025-04-08 194238.pngEn vista del proceso de transformaciones sociales que documentó la directora de la serie, aporta una mirada de la coyuntura actual y los desafíos en el contexto uruguayo: "Hay que compartir un poco más los privilegios y eso cuesta mucho cuando los que tienen esos privilegios sienten que vienen un montón de mujeres a decir 'nosotras también queremos eso'. Estamos peleando por esa igualdad, pero hay un grupo que siente que le estamos sacando cosas y no tiene más remedio que atacarte. Es difícil porque llegamos a violencias extremas. Tenemos situaciones de varones jóvenes que odian a las mujeres como colectivo porque sienten que les estamos sacando lo que es de ellos pero no es así, no es la idea. Lo dice Beatriz Argimón en el primer capítulo muy bien : esto nunca fue una competencia entre hombres y mujeres".
Aquel encuentro de mujeres de 2018 dejó también otros caminos: “Cuando contábamos que estábamos haciendo la serie nos decían 'por favor pongan en la pantalla a mujeres comunes', 'pongan mujeres como nosotras', 'estamos cansados de ver a las de siempre'". Las de siempre eran, entonces, solamente las intelectuales. "Las especialistas lo pueden explicar, pueden explicarte cosas y darte contexto y hacer avanzar la acción, pero son los testimonios personales los que arman la historia", señala Yael.
Esa mirada desde la vivencia personal hace de Desobedientes un tejido de historias. Una red que hila las vivencias de algunas mujeres del pasado con las del presente para mostrar avances, pero también para dejar al descubierto aquellas problemáticas en las que la historia parece repetirse. Con otras palabras, quizás, como femicidio o violencia basada en género.