Llega a Uruguay el "flujo inverso" generado por políticas de Trump: agencia de la ONU pide a cancillería que reciba a un centenar de migrantes

“Es hora de que abandonen Estados Unidos”. El menaje les llegó por correo electrónico a cientos de miles de inmigrantes recientes que habían probado suerte en el norte en los últimos años ...

“Es hora de que abandonen Estados Unidos”. El menaje les llegó por correo electrónico a cientos de miles de inmigrantes recientes que habían probado suerte en el norte en los últimos años de la administración de Joe Biden. Y como consecuencia —de esta y otras medidas del nuevo presidente Donald Trump— América Latina vive un “flujo inverso” que, poco a poco, llega a Uruguay.

La Organización Internacional para las Migraciones le solicitó a la cancillería uruguaya que reciba a un centenar de migrantes que estaban varados en Panamá y deseaban retornar al sur. Algunos de ellos habían sido deportados, otros huyeron de Estados Unidos por temor, y otros tantos ni siquiera alcanzaron a cruzar el Río Bravo, en el límite norteño de México, cuando se dieron cuenta que debían “pegar la vuelta”.

Los números así lo reflejan. El tránsito de migrantes de sur a norte por el temido Tapón del Darién, la espesa y peligrosa selva que separa a Colombia de Panamá, se redujo más del 90% desde que en enero asumió Turmp. Y, como contrapartida, las redes de tráfico de personas están haciendo su zafra a costa de cobrarles a los retornados unos 250 dólares por cruzarlos en balsa en el sentido contrario.

A Uruguay las entradas por el “flujo inverso” recién empiezan a notarse a través del ingreso terrestre en la frontera seca que separa al país de Brasil. Pero los datos de la Dirección Nacional de Migración no permiten distinguir entre quienes están entrando por primera vez de aquellos que reingresan.

El área de Vinculación de Cancillería está recibiendo cerca de una consulta diaria de personas que vivieron en Uruguay y ahora quieren retornar. El dato, por ahora, no permite sacar demasiadas conclusiones.

Julio Villavicencio, de la Red Jesuita con Migrantes que está presente en toda la región, dice que están viendo “el flujo inverso de inmigrantes” en sentido norte a sur y que es esperable un derrame hacia Uruguay.

En Uruguay, dice Villavicencio, el “flujo inverso” está coincidiendo con otro fenómeno: la mayor migración de cubanos en los últimos años que, dadas “las mayores restricciones en el norte”, están moviéndose hacia el sur.

Entre las restricciones más recientes (léase desde la nueva era Trump) está la inhabilitación de la aplicación CBP one, el punto final al estatus de protección temporal a venezolanos en Estados Unidos, la pausa del parole humanitario, las dificultades con las “green cards”, las deportaciones masivas, el acuerdo de recepción de Bukele, el arresto de estudiantes y profesores universitarios, las redadas sorpresa en Nueva York, la búsqueda de menores no acompañados para deportarlos a sus países de origen y la prueba de ciudadanía para votar.