
Doña Bastarda está "En la mala": gente en la calle, ajustes de cuentas y un espectáculo entre la "mirada reaccionaria" y la "romantización progresista"
En la esquina de Cufré y Miguelete, a pocos metros de donde ensaya la murga, hay un cartón en el suelo. Las baldosas cuadriculadas de la vereda llegan hasta una pared azul-grisácea con dos dimin...
En la esquina de Cufré y Miguelete, a pocos metros de donde ensaya la murga, hay un cartón en el suelo. Las baldosas cuadriculadas de la vereda llegan hasta una pared azul-grisácea con dos diminutas ventanas de postigones blancos y rejas negras. Entre las ventanitas, debajo de la ochava, hay un cartón. Pero esta noche habrá alguien durmiendo.
En la mala es el título del espectáculo 2025 de Doña Bastarda, donde apunta un haz de luz sobre la problemática de las personas que viven en la calle. La idea inicial surge justamente de su ubicación: la murga ensaya en el barrio de Tres Cruces y allí enfrente funciona un refugio del Ministerio de Desarrollo Social (Mides). Camilo Abellá López, director responsable de Doña Bastarda, empezó a observar el movimiento del refugio y hacia mediados del año pasado le presentó la idea a Emiliano Tuala, que este año regresa a la murga como letrista y director artístico.
“En este caso la temática es tan profunda y tan compleja que tiene un millón de aristas y nos cerraba por todos lados; desde lo conceptual, lo discursivo, lo estético y lo musical, entonces automáticamente dije que sí”, dice Tuala a El Observador una calurosa tarde de febrero.
Cuando el telón del Teatro de Verano se abrió en la primera noche del Concurso Oficial de Carnaval, los murguistas ya dejaron claro que este sería un año fuerte para Doña Bastarda. No hizo falta mucho más que unos segundos, un vestuario de retazos y algunos acordes de Pibes Chorros para que el público entrara en la propuesta del conjunto.
Llegaron todos los rotos, los pibes del bajo cantando acá arriba.
Embed“El espectáculo fue como bordar un montón de cosas y trabajar con un montón de equilibrios sin que se nos fuese de las manos. Se me ocurre que lo logramos”, dice Tuala. Pero para llegar a ese equilibrio del que habla el letrista y director artístico de la murga hubo primero una observación cotidiana que se agudizó, un mirar diferente, y un trabajo de lectura y profundización en una temática que los rodea todos los días pero que ahora abordaron desde otra perspectiva.
La presentación de La Bastarda tenía una serie de riesgos. Por un lado, señala, que parezca que esos personajes son simplemente un objeto de burla o humillación de parte de la murga. Por otro, poner a la murga en una posición de "juzgar" a la sociedad.
"La empatía en el espectáculo va para el tipo que la está pasando mal, pero entendemos también al vecino. A la vez también le decimos al vecino que algo hicimos mal, porque si todos nos acostumbramos y esta situación lleva años es porque algo hicimos mal. Sobre el final del espectáculo, lo que podía entenderse como lo que era el discurso de la murga se da vuelta. Los primeros responsables son los que ejecutan políticas públicas, que permitieron que esto sucediera, y si hay una responsabilidad nuestra es no haber sido más exigentes con ellos".
Componentes | Director escénico: Camilo Abellá López. El coro: Joaquín Dursi, Mauro Pereira, Michael Cabrera, Sebastián Costa, Fernando Laforia, Camila Sosa, Esteban Takorian, Nicolás Ríos, Pablo Fernández, Nahuel Mera, Agustín Ríos, Gastón Abellá López e Imanol Sibes. En la batería: Marcelo Sanguinetti, Juan Manuel Pereyra y Santiago De Los Ángeles.
“Intentamos no tener una mirada reaccionaria, el hay que matarlos a todos, y también evitar la romantización progresista”, sostiene el letrista sobre la propuesta de la murga. “Vivir en la calle es un horror, no tiene nada que ver con la libertad, no es un derecho, estamos ante una situación espantosa que no puede seguir así. Y entendemos a su vez a los vecinos cuando se enojan, porque nosotros somos también ese vecino que se enoja y que también, como decimos en el espectáculo, es responsable de eso en alguna medida".
En la esquina de la casa de Imanol Sibes, director artístico, letrista y componente, duermen seis personas a la intemperie. Una esquina que desde hace un tiempo empezó mirar de otra manera. "Desde que estamos con el armado del espectáculo miro distinto y eso antes no me pasaba, por eso nosotros también cuando hacemos la reflexión del espectáculo nos incluimos en el problema porque uno tiende a mirar para el costado o cruzar la calle. La idea es romper con esa costumbre”.
Pero había todavía otro desafío: convertirlo en un espectáculo murguero. “El desafío era hacer una temática oscura pero que sea un espectáculo de carnaval, que respete los tiempos de género. Mi padre siempre decía para generar una reflexión profunda, antes tenés la obligación de haber hecho reír. A mí eso me quedó y de alguna forma lo intentamos plasmar”.
Mientras todos los murguistas estaban boludeando lejos del tablado, los que siempre la vemos de afuera subimos de pesados. Para algunos somos pichis, otros dicen planchas, zombies y rastrillos. Los que siempre andamos en la vuelta viviendo bien de pillos.
Eh, vecino. Es pim pum.Ago fletes, dice un pequeño cartel en el carro de supermercado que Sibes hace rodar por el escenario del tablado lleno de bártulos y botellas vacías. La gente se ríe cuando lo escucha decir muñaño, ñeri, mansa-la-nutria, ricas-cosas. No saben todavía que se van a quedar sin aire cuando lo escuchen hablarles a ellos. Él es el hilo conductor del espectáculo, un personaje por momentos adorable y de repente algo temperamental, que el cupletero logró construir desde la observación y el análisis.
“Fue difícil, porque abordar el humor desde una temática sensible es difícil. Por suerte lo pudimos ir encontrando. Nos apoyamos mucho en un par de compañeros y compañeras de la murga que estudian para ser trabajadores sociales, juntamos mucha información y también tratamos de hacer las cosas con mucho respeto. Costó encontrar las palabras, el vocabulario, el léxico, la postura, el caminar. Fue un trabajo físico también”, dice Sibes mientras se prepara para salir a un tablado más.
Ahí en los barrios, dicen, la recepción fue pareja. Desde la periferia de Montevideo hasta los tablados en los barrios mejor posicionados económicamente. "En todos lados el espectáculo se entendió y eso pasó en los primeros tres días antes del teatro, pasó en el teatro y después siguió pasando. Quiere decir que la temática elegida es una temática que por distintas razones atraviesa todos los sectores de la sociedad. Ha habido repeticiones de gente que se acerca a contarte de un familiar que sufrió un ajuste de cuentas hasta que gracias al espectáculo de la murga había podido acercarse a su familia y la familia le había dado otra oportunidad y estaba volviendo a vivir en su casa. Situaciones así vivimos todo el tiempo", dice Tuala.
Carnaval 2025, tablado del parque, Doña Bastarda. Foto: Leonardo CarreñoEsa misma noche esperan encontrarse con un grupo el colectivo Ni Todo Está Perdido –conformado en su mayoría por personas en situación de calle– en el Tablado 1 de Mayo. “Se nos acercó gente que nos dijo me siento muy identificado con esto que hacen y eso está salado, porque una cosa es que se te arrimen y te digan me cagué de risa contigo –que también está de más– pero otra que te digan yo estuve ahí y eso que estás haciendo es tal cual lo que a mí me pasó”, comenta Sibes.
Una noche en un ensayo se acercó un hombre que le dijo: ¿Sabés cuántas veces le pregunté a un vecino que me dejara dormir en el jardín de la casa porque si me dormía en la esquina me tenía que dormir con un ojo abierto y un ojo cerrado? “Esa la saqué de él. El ojo abierto, el ojo cerrado. Son cosas reales. Uno trata de mezclar siempre la ficción con la realidad”, explica.
Tomar situaciones de la realidad y llevarlas a un extremo para doblarla en el código del carnaval es la forma que la murga encontró para visibilizar aquello que a veces elegimos no mirar directamente.
“Siempre que entra el personaje de Imanol alguien del público le dice a una persona que tiene al lado mirá este me hace acordar a ... y nombra a un fulano o un mengano, porque todos en el barrio tenemos un personaje que es un poco así. Por supuesto que siempre las generalizaciones son injustas pero estos personajes son medio tiernos, medio locos, medio violentos. A veces pueden ser muy cálidos, pueden ser muy chistosos, pueden ser insoportables. Y condensar todo eso en Imanol fue un poco la búsqueda”, señala Tuala.
Es un ajuste de cuentas, ¿está todo bien?De repente durante el proceso del armado del espectáculo la temática se empezó a desdoblar y desplegó una serie de temas adyacentes y situaciones relacionadas. “Nos dimos cuenta de que en realidad teníamos que hablar de salud mental, teníamos que hablar de la cárcel, teníamos que hablar de la violencia –porque los ajustes de cuentas son parte de la violencia–, teníamos que hablar de la mirada en la sociedad. Obviamente es un espectáculo carnaval, entonces esto lo tenés que achicar a un determinado minutaje con los ritmos y los tiempos del género murguero”, enumera Tuala.
Todos esos componentes que en las calles se entrelazan y confluyen constantemente, en una murga se traducen en cuplés que intentan matizar con humor e ironía la crudeza de la realidad.
Carnaval 2025, tablado del parque, Doña Bastarda. Foto: Leonardo CarreñoHablan de la violencia del narcotráfico y los ajustes de cuentas con una canción infantil a partir de la historia del Chucky, el narco "referente del lugar”, hablan de las consecuencias de la cárcel entrando en la "universidad del delito" y hablan de la gente que vive en situación de calle iluminando la oscuridad. A fin de cuentas, se trata de alivianar el peso de las palabras en una noche de carnaval.
Esta es la historia de Juanma, un amigo de la escuela del sobrino de la Susy que es la madre de un pibito compañero de este Tato un amigo de aquel Chucky que era el narco del lugar. Se lo vio siempre en la vuelta, casi nunca iba a la escuela, dicen que empezó a fumar. Una tarde no lo vieron hasta que lo descubrieron, nadie lo pudo creer. No tenia antecedentes pero muy probablemente algún día ya los iba a tener. Tranquilos, ¿qué vamos a hacer? Es un ajuste de cuentas, está todo bien.
Embed - Doña Bastarda - Primera etapa - Primera rueda“Esa es una tónica que elegimos para el espectáculo. Es un espectáculo muy oscuro, capaz que es el espectáculo más oscuro que ha hecho la murga, y sin embargo hay un toque irónico que recorre toda la obra. En el cuplé de la cárcel se ve especialmente, pero nos pasa con los ajustes de cuentas. A veces hay gente que lo arranca a ver y se ríe, y uno queda desacomodado. Pasa también con la escena final de Imanol, cuando él se acuesta, hay gente que queda sin aire, hay otros que se emocionan, hay unos que arrancan a aplaudir. Eso es un logro, porque quiere decir que vos incomodaste y generaste una sensación extraña en la persona que te estaba viendo”, dice el letrista.
Doña Bastarda, el delivery de murga y quién llega a la fiesta popularLa murga sin padres ni padrinos dice lo que quiere. Así lo deja en claro Emiliano Tuala cuando se le pregunta sobre la viralización de fragmentos de murgas en las redes sociales y las sucesivas "denuncias" públicas que surgieron en lo que va de este 2025 hacia otros conjuntos. "Uno tiene que decir lo que piensa y lo que siente, si gusta bien y si no hay un montón de ofertas. La murga no puede ser un delivery. Yo digo lo que pienso y si me aplaudís bien, pero no puedo salir a buscar aplausos a cualquier precio, incluso al precio de decir algo que no pienso solamente para agradar o incluso para no ofender".
Y entre todo lo que dice la murga este año también toma una posición crítica hacia un sector de la izquierda que defiende que en Venezuela no hay un dictadura y le advierte al próximo gobierno que lo estará vigilando. “La murga ha tomado un posicionamiento político e ideológico claro. Pero creo que una cosa es tener una ideología e incluso simpatizar con un partido político, otra cosa una cosa es ir a cantar un comité de base –que es algo que una murga puede hacer y de hecho esta murga lo ha hecho–; pero otra cosa es ser un comité de base, ser funcionales o ser el aparato de propaganda de un partido político. Eso nosotros no lo somos", dice Tuala cuando se le consulta sobre la reincidente discusión de la postura política del género.
De hecho, Tuala entiende que ese el rol del arte. La crítica y la vigilancia. "Doña Bastarda es fiel a lo que ha sido la murga históricamente".
"Es un discurso muy fácil de gente que no ve Carnaval. Es muy gracioso que gente que critica al Carnaval porque dice que es un órgano de propaganda del Frente Amplio no vaya, porque le dejan el Carnaval solamente a la gente del Frente Amplio. Este carnaval perfectamente podría ser visto por cualquiera. Hay muchos prejuicios que son absurdos, a la izquierda le pasa con otras temáticas", sostiene.
Debajo del escenario | En el último año Doña Bastarda empezó a colaborar con diferentes organizaciones debajo del escenario, como la Fundación Pérez Scremini con quienes organizaron un taller de murga para niños y adolescentes, y Todos Pertenecemos, una fundación de padres con niños que tienen neurodivergencia para visibilizar las dificultades en su acceso a la educación.
Carnaval 2025, tablado del parque, Doña Bastarda.¿Pero quiénes acceden al Carnaval? Más allá de posicionamientos o prejuicios ideológicos, quienes Doña Bastarda sube al tablado son los mismos que generalmente no son parte de la fiesta. "Carnaval es una fiesta muy popular, la ve todo el mundo, pero en general no la ven las personas que están en la calle. Por eso es muy raro lo que nos pasa, de que personas en situación de calle se interesen por el espectáculo de la murga. Es una buena experiencia".
Hacia el final del espectáculo Doña Bastarda le canta al público un llamado a despertar. Un manojo de preguntas y un montón de imágenes cotidianas que hacen que algunos se levanten de la silla plástica del tablado para aplaudir la tristeza, la compasión, la incomodidad o cómo se llame esa sensación queda reverberando en el pecho antes de la bajada.
"Nosotros no traemos una verdad, no tenemos la solución para este problema, no somos expertos. Lo único que sabemos nosotros es que así no se puede seguir. Intentamos evitar ponernos en el lugar de la persona que está en situación de calle, porque ninguno de nosotros nunca estuvo en esa situación. Desde el punto de vista del golpe de efecto quizás lo podíamos haber hecho pero hubiese sido bastante cínico, porque yo nunca dormí sobre baldosas y no puedo imaginar lo que siente una persona que llega a la noche y se acuesta en la puerta de una casa. Entonces puedo hablar desde mi lugar, que lo miro, lo contemplo un rato, capaz que me apiado, pero después bajo la persiana, me acuesto y sigue mi vida", dice Tuala.
A esta hora exactamente alguien duerme en la calle. Alguien crece en la calle.