El presidente del Instituto del Niño y Adolescente del Uruguay (INAU), Guillermo Fossati,
aseguró que durante su gestión promoverá la cuantificación de las asistencias de los niños a los CAIF, un aspecto que, reconoció, debe ser mejorado sustancialmente.
En ese sentido, agregó que es clave realizar un georreferenciación de las prestaciones que ofrece el instituto y evaluar los resultados. Si la política pública focalizada en quienes afrontan más desventajas encuentra altos niveles de ausencia, difícilmente la población objetivo acceda a los beneficios asociados, explicó.
Por lo tanto, subrayó que la asistencia comenzará a ser una exigencia de la buena gestión, lo cual permitirá aportar información respecto a en qué medida se asiste en todas las líneas de prestaciones y así poder optimizar los recursos.
Para Fossati, “la tasa de pobreza infantil merece la máxima preocupación de las autoridades”. Aclaró que, si se considera la “significativa disminución de la natalidad” verificada en el país en los últimos años, el número de niños pobres en la franja de 0 a 5 años se redujo a 136.000 en 2023, en relación a los 167.000 que había en 2019.
Si se analiza la pobreza infantil en función de los hogares divididos según sus ingresos en quintiles, y se enfatiza el primero, constituido por el 20% más pobre y el segundo, que integra el siguiente 20% de un total de cinco quintiles, en 2023 también se registró un descenso de pobreza infantil respecto a 2019. Ese año se constató en el primer quintil de ingreso de hogares, 71.278 niños en primera infancia, mientras que en 2023, el número fue de 59.627, también de acuerdo a información del Instituto Nacional de Estadística.