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El intendente Alejo Umpiérrez confirmó la aparición del primer ejemplar de picudo rojo en una trampa instalada en Laguna Garzón y advirtió que el Ministerio de Ambiente dejó al departamento “solo” frente a una amenaza que podría convertirse en una tragedia ecológica para el histórico Palmar de Butiá. Umpiérrez sostuvo que el combate al insecto “ya no admite análisis, sino acción” y reclamó financiamiento urgente: “No podemos destinar millones a inocular palmeras cada tres meses; tenemos que hacer obras”.

Rocha enfrenta su “primer turista indeseado”, y el intendente advierte: “Si el picudo entra al Palmar, será una tragedia cultural y ambiental sin precedentes”.

El desembarco del picudo rojo en Rocha ya no es una amenaza latente, sino una realidad confirmada. El primer ejemplar del insecto apareció en una trampa instalada junto a la Laguna de Garzón, apenas cruzado el puente circular diseñado por Rafael Viñoly. Un debut indeseado que, lejos de generar sorpresa, confirma lo que la Intendencia venía anticipando desde hace meses: la plaga era cuestión de tiempo.

“Era crónica de una muerte anunciada”, afirmó el intendente Alejo Umpiérrez, en diálogo con En Perspectiva. Su tono, entre la preocupación y el reproche, sintetiza un escenario que inquieta al departamento: un enemigo sin depredadores naturales, de reproducción acelerada y con una velocidad de avance que hace casi imposible frenarlo sin una estrategia nacional.

“Nos dejaron solos”

El jefe departamental no dudó en señalar al Ministerio de Ambiente. Con franqueza, aseguró que Rocha ha debido enfrentar el problema prácticamente en solitario. 

“No hemos tenido respuesta. El SINAE está paralizado. Las intendencias no estamos contando con colaboración. Es muy frustrante”, sentenció.

Según Umpiérrez, la Intendencia ha llevado adelante un despliegue preventivo que incluye un cordón sanitario, monitoreo permanente, más de 400 palmeras canarienses eliminadas y la inoculación trimestral de 400 ejemplares en espacios públicos. Un esfuerzo que, solo en tratamientos, puede alcanzar los 700.000 dólares anuales.

“Yo tengo que hacer obras para el departamento. No puedo dedicarme cada tres meses a inocular palmeras in aeternum”, advirtió. “Si no hay apoyo externo, un día tendré que decir: hasta acá llegamos.”

Una amenaza al corazón identitario de Rocha

La preocupación no es meramente ecológica. Es cultural, económica e identitaria. El palmar butiá, único en el mundo y emblema rochense, está en el centro de las alarmas. Su fruto genera trabajo, su imagen es símbolo, su paisaje es marca. Tocarlo sería mutilar una parte esencial del departamento.

Por ahora, el picudo no ha llegado a las palmeras nativas: el ejemplar detectado murió en la trampa y no se han hallado palmeras afectadas. Pero Umpiérrez advierte que, una vez agotadas las canarienses —el “corte preferido” del insecto—, la presión demográfica lo empujará inevitablemente al palmar.

“Si entra al palmar butiá, es una tragedia ecológica, cultural e identitaria. Así de simple.”

Una carrera contrarreloj

La Intendencia trabaja ahora en círculos concéntricos: un radio inicial de cinco kilómetros alrededor del punto de detección y, si no aparecen síntomas, otro anillo de expansión. Se revisa palmera por palmera, en un esfuerzo que el intendente comparó con la resistencia de Leónidas en las Termópilas: “Somos 300 contra el malón”.

Pero la épica no alcanza para sostener un combate de este calibre. Umpiérrez asegura que insistió al ministro de Ambiente en la necesidad de financiación internacional y apoyo presupuestal. “No es momento de grupos de análisis; es momento de accionar”, dijo. Hasta ahora, insiste, no hubo respuestas.

La sombra de lo inevitable

Para el intendente, el gran problema es la falta de una política nacional sostenida. “A veces siento que hay una idea de inevitabilidad, como si ya hubieran asumido que no se lo va a detener”, reflexionó. Esa resignación, alertó, es casi tan peligrosa como la plaga misma.

Mientras tanto, Rocha mira al palmar con una mezcla de amor y desvelo. Un tesoro natural que ha resistido siglos, pero que hoy se encuentra expuesto a un invasor voraz y a un Estado que, según Umpiérrez, aún no entiende la magnitud de lo que está en juego.

Autor: ROCHAALDIA.COM