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"Es como un interruptor que se activa y al instante te quedas muerto de hambre".

Tanya Hall ha intentado dejar las inyecciones que ayudan a bajar de peso varias veces. Pero cada vez que lo hace, el ruido de la comida regresa y lo hace con fuerza.

Las inyecciones para bajar de peso, o GLP-1, han logrado para muchos lo que las dietas jamás lograron. Ese zumbido constante que les decía que comieran incluso cuando estaban llenos se ha desactivado.

Los medicamentos han devuelto a quienes nunca pensaron que podrían perder peso una nueva forma corporal, una nueva perspectiva y, en muchos casos, una vida completamente diferente.

Pero no puedes seguir usándolas para siempre, ¿verdad? ¿O sí? Bueno, ese es uno de los problemas, nadie lo sabe con certeza.

Son medicamentos nuevos, que imitan el GLP-1, una hormona natural que regula el hambre, y los posibles efectos secundarios de su uso a largo plazo apenas están empezando a surgir.

Solo en Reino Unido, 1,5 millones de personas pagan por las inyecciones de forma privada y no son baratas, por lo que continuar con el tratamiento durante mucho tiempo no es una tarea fácil.

¿Y qué pasa cuando intentas dejarlo? Dos mujeres, con historias muy diferentes pero con el mismo objetivo -perder peso y no recuperarlo- nos cuentan cómo ha sido para ellas.

Tanya Hall Tanya dice que su cabello "se le cayó a mechones" cuando comenzó a tomar el medicamento.

Fue como si algo se abriera en mi mente y me dijera: "Cómetelo todo, anda, te lo mereces porque hace mucho que no comes nada".

Tanya, gerente de ventas de una gran empresa de fitness, empezó a inyectarse con la marca Wegovy para demostrar algo. Tenía sobrepeso, se sentía una impostora y pensaba que su opinión no era valorada en su sector laboral debido a su tamaño.

¿La tomarían más en serio si estuviera más delgada?

Al final, dice que sus sospechas se confirmaron. Después de empezar a usar las inyecciones, la gente se acercaba a felicitarla por su pérdida de peso. Sentía que la trataban con más respeto.

16 kilos menos pero algunos problemas

Sin embargo, durante los primeros meses del tratamiento, Tanya tenía dificultades para dormir, se sentía mal constantemente, tenía dolores de cabeza e incluso empezó a perder el cabello, lo que podría no deberse directamente al medicamento, sino a un posible efecto secundario de la rápida pérdida de peso.

"Se me caía el cabello a mechones", recuerda. Pero en cuanto al peso, estaba obteniendo los resultados que esperaba. Había perdido unos 16 kilos.

Ahora, más de 18 meses después, lo que empezó como un pequeño experimento se ha convertido en un cambio de vida total. Ha perdido 38 kg y ha intentado dejar Wegovy varias veces.

Pero cada vez, en tan solo unos días, dice que come tanto que queda "completamente horrorizada".

¿Debería seguir tomando la medicación y vivir con todos los efectos secundarios que conlleva o lanzarse a lo desconocido?

Getty Images Ozempic, Wegovy y Mounjaro son las más conocidas.

El fabricante de Wegovy, Novo Nordisk, afirmó que las decisiones sobre el tratamiento deben tomarse en conjunto con un profesional de la salud y que "los efectos secundarios deben tenerse en cuenta".

Dejar de tomar medicamentos para bajar de peso puede sentirse como "lanzarse al vacío", cuenta el doctor Hussain Al-Zubaidi, médico de cabecera especializado en estilo de vida.

"A menudo veo pacientes que lo dejan cuando están tomando la dosis más alta porque han alcanzado su objetivo".

Según Al-Zubaidi, eso puede compararse con ser golpeado por una "avalancha o un tsunami". El ruido de la comida regresa al día siguiente.

Afirma que la evidencia hasta el momento sugiere que, entre uno y tres años después de dejar el medicamento, las personas recuperarán una "proporción significativa" del peso perdido.

"Entre el 60% y el 80% del peso perdido regresará".

Comedora compulsiva

Ellen Ogley está decidida a no permitir que eso suceda. Decidió empezar a tomar medicamentos para bajar de peso porque había llegado a un punto de inflexión clave en su vida.

Tenía tanto sobrepeso que tuvo que firmar una exención de responsabilidad diciendo que tal vez no sobreviviría a una operación vital.

Empezar a tomar Mounjaro fue su "última oportunidad para hacerlo bien", dice.

"Era una comedora compulsiva emocional", asegura.

"Si estaba feliz, me daba un atracón. Si estaba triste, me daba un atracón. Realmente no importaba, no tenía ningún filtro".

Pero cuando empezó con el medicamento, "todo eso se apagó".

BBC Ellen dice que cambió por completo su relación con la comida mientras tomaba medicamentos para bajar de peso.

Una vida sin apetito desmesurado le dio a Ellen el espacio para rediseñar su relación con la comida. Empezó a leer sobre nutrición y a crear una dieta saludable que le ayudara a alimentar su cuerpo.

Tomó la medicación durante 16 semanas antes de empezar a reducirla gradualmente, en un periodo de seis semanas. Perdió 22 kg.

A medida que perdía peso, descubrió que podía hacer más ejercicio y, cuando se sentía decaída, en lugar de ir a la despensa y llenarse la boca, salía a correr.

Pero cuando Ellen dejó de tomar Mounjaro, empezó a notar un aumento de peso, lo que, según ella, "me trastornó un poco".

Por eso es crucial recibir el apoyo adecuado, afirma Al-Zubaidi.

Cambios prácticos

El organismo de control de la salud de Reino Unido, Nice, ha recomendado que los pacientes reciban al menos un año de asesoramiento continuo y planes de acción personalizados después de finalizar el tratamiento, ayudándoles a realizar cambios prácticos en sus vidas para que puedan mantener el peso y, lo más importante, mantenerse sanos.

Pero para quienes pagan los medicamentos de forma privada, como Tanya y Ellen, este tipo de apoyo no siempre está garantizado.

Durante los últimos meses, Tanya ha mantenido su peso y siente que la medicación apenas le está afectando. Pero no va a dejar de tomarla, dice.

Finalmente ha alcanzado un peso con el que se siente cómoda y cada vez que intenta dejarla, el miedo a volver a subir de peso se vuelve demasiado grande y encuentra una excusa para volver a tomarla.

"Durante los primeros 38 años de mi vida, tuve sobrepeso; ahora peso 38 kg menos", dice Tanya.

"Por lo tanto, una parte de mí siente que hay una adicción porque me hace sentir como me siento, me hace sentir que tengo el control".

Se detiene un segundo. Tal vez sea al revés, reflexiona. Tal vez sea la medicación la que la controla.

Ellen Ogley Ellen ha seguido perdiendo peso desde que dejó de tomar medicamentos para bajar de peso.

"Se trata de tener una estrategia de salida", explica Al-Zubaidi. "La pregunta es: ¿cuáles son las experiencias de estas personas una vez que dejan de inyectarse?".

Le preocupa que, sin apoyo adicional para quienes hacen la transición, la relación poco saludable de la sociedad con la comida signifique que poco cambiará. El entorno en el que viven las personas debe ser uno que promueva la salud, no el aumento de peso.

"La obesidad no es una deficiencia de GLP-1", afirma.

En cierto modo, muchas personas entran en una especie de juego de ruleta para bajar de peso al dejar de tomar sus medicamentos. Factores como el estilo de vida, el apoyo, la mentalidad y el momento oportuno influyen en cómo se desarrolla el futuro después de dejar de tomar GLP-1.

Tanya continúa con la medicación y es plenamente consciente de los pros y los contras de esta decisión.

Ellen siente que ese capítulo ya está cerrado. Ha perdido más de 51 kg.

"Quiero que la gente sepa que la vida después de Mounjaro también puede ser sostenible", afirma.

Eli Lilly, la empresa que fabrica Mounjaro, afirma que "la seguridad del paciente es su máxima prioridad" y que "participa activamente" en la monitorización, la evaluación y la presentación de información a los organismos reguladores y a los médicos.

BBC

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