Leer con los oídos: cuatro discos uruguayos convertidos en libros, de Los Iracundos a Peyote Asesino
De los 60 a los 2000, del rock surfero instrumental al hip hop, en los últimos meses se han publicado cuatro libros que repasan la historia y el legado de cuatro discos uruguayos que, cada uno desde su lugar, representan las vetas locales de sonidos internacionales.
Esas vetas tienen más o menos presencia de lo uruguayo en su interpretación, pero sin dudas sus autores son cuatro grupos que dejaron grabados sus nombres en la columna mayor de la música nacional.
Estos títulos, que pertenecen a la excelente y valiosa colección Discos, ofrecen un trabajo de rescate y revalorización de esos trabajos de Níquel, Los Iracundos, Astroboy y Peyote Asesino.
La colección, que ya lleva 29 volúmenes, mantiene su sana costumbre de ofrecer un punto de vista y un modo narrativo diferente para cada una de sus entregas, y este cuarteto de novedades lo refleja de buena forma: hay desde relatos en primera persona hasta rigurosos y minuciosos análisis musicales, pasando por ilustraciones y memorias.
La guitarra de Los Iracundos IracundosBanda extraña Los Iracundos. El grupo nacido en Paysandú fue (y es) más exitoso y popular fuera de fronteras que dentro de Uruguay, y es dueño de una carrera extensísima, con múltiples encarnaciones, formaciones, disputas legales entre sus integrantes, y un devenir musical que, aunque decantó en la canción romántica y el melódico asociado al grupo, tuvo en su primera etapa las raíces firmemente plantadas en el incipiente rock y sus variantes bailables.
Esta incursión de la colección Discos en la dilatada carrera de los sanduceros se enfoca, precisamente, en esa primera etapa. E incluso en ese recorte, este trabajo de Tito Lagos y Lalo Montes se centra en Sin palabras, un disco de canciones instrumentales, entre ellas varios estándares de jazz y música de bandas sonoras de cine versionados en el estilo del surf rock que hoy continúan en Uruguay The Supersónicos, banda que integra Lagos.
EmbedEn un disco tan peculiar dentro del camino de Los Iracundos, el foco del libro está en el virtuosismo a veces ignorado o desestimado de los integrantes del grupo, y sobre todo poniendo los reflectores en la figura de Leonardo “Leoni” Franco, hermano mayor del vocalista y figura más conocida de la banda, Eduardo Franco.
Lagos y Montes repasan el camino de Leoni como instrumentista y como motor musical de los tempranos Iracundos, con una oreja bien dispuesta a captar los sonidos del cine y de la música pop de la época. El libro revisa los criterios de selección musical, hace un repaso detallado por la instrumentación y el sonido del grupo, y también desataca la cuestión pionera del camino recorrido en la década de 1960 por estos jóvenes que desde las orillas del Río Uruguay cruzaron a Buenos Aires y explotaron como pocos grupos nacionales lograron antes o después.
El Peyote Asesino está acá PeyoteCon el mojón de los 30 años de la publicación del disco debut homónimo de Peyote Asesino, un álbum que acaba de ser reeditado en vinilo y celebrado en vivo por el grupo, llega también este volumen firmado por el periodista Pablo Izmirlian. El título cruza testimonios y recuerdos de los integrantes de la banda y de otras figuras involucradas en la grabación de este trabajo para repasar el impacto y el sacudón para el panorama local que tuvo en la escena musical uruguaya.
En esa línea, el libro de Izmirlian se remonta a mediados de la década de 1980 para indagar en los orígenes de la sociedad Fernando Santullo – Juan Campodónico en Ciudad de México, donde ambos se criaron en el exilio de sus padres durante la dictadura.
EmbedEn una especie de universo compartido involuntario con el libro sobre el conjunto Camerata de Roberto López Belloso, los dos textos cimentan la idea de que el exilio uruguayo en México fue uno de los centros más prolíficos y receptivos para la creación hecha por orientales, y que terminó influyendo a los dos jóvenes que en su regreso a Uruguay se reencontraron y comenzaron Peyote, con las referencias que habían traído del norte.
Con el trasfondo de los inicios del hip hop en Uruguay (otro libro para llevarse de deberes vinculado a ese momento, Uruguayan locos, de Diego Rocha), pero con una impronta eminentemente rockera, El Peyote sacudió la escena en un momento en el que la música local empezó a ponerse un poco más diversa y colorida luego de la opacidad postdictadura, y terminó consolidando una propuesta que eventualmente los llevó a la pantalla de MTV y a convertirse en un hito musical.
El camino de Níquel NiquelEl último disco de estudio de Níquel antes de su separación —el grupo se reunió en 2019 y continúa en actividad—, Pueblo chico, infierno grande, es el eje de la segunda incursión de Fernando Peláez en esta colección. No es quizás el primer disco en el que se piense al hablar de la banda comandada por Jorge Nasser y Pablo Faragó, una cocarda que suele recaer sobre Gusano loco o Gargoland, pero es un álbum doble que se enclava en el momento de mayor popularidad del grupo.
Pueblo chico… funciona además como un resumen ideal del camino, el impacto y la proyección local e internacional de Níquel, una popularidad que llegó a niveles hasta entonces casi inéditos para un grupo uruguayo, y que al mismo tiempo fue vista con recelo, vilipendio y malicia por colegas y algunas figuras de los medios locales.
EmbedCon todo ese panorama, Peláez desmenuza canción a canción esta obra ambiciosa y variada, que fue el disco que canalizó sobre todo la vertiente del rock clásico, de raíz bluesera, y la fusión con milonga y otras sonoridades criollas que fue rasgo clave y señero del proyecto.
Un repaso minucioso, completo y apoyado en fotos y documentos sobre una banda que el tiempo ha ido poniendo en su lugar.
Me acuerdo del glamour, de las botas, el peinado y el cuero AstroboyEn uno de los momentos de mayor exposición y masividad del rock uruguayo, a mediados de la década de los 2000, apareció una banda que manejaba otras referencias, más cercanas al britpop o al nuevo rock estadounidense que impulsaban The Strokes, además de llevar bien visibles las inspiraciones de Iggy Pop, los Rolling Stones y los Beatles.
La banda se estrenó públicamente con su EP conocido como 5 estrellas (pero que en realidad lleva el nombre de la banda), y llamó la atención no solo por su repertorio bilingüe español-inglés, sino también por una actitud desenfadada e irreverente (algunos dirían agrandados) que chocaba con la postura habitual de los artistas de estas tierras.
EmbedEsa identidad sonora y de banda es contada desde adentro por sus cinco integrantes, a modo de un Rashomon musical con un capítulo para cada uno, con los lógicos contrastes, contradicciones y vacíos rellenados que implican los testimonios cruzados.
A eso se suma la perspectiva propia del autor, Ignacio Alcuri, que no oculta su costado como fanático e interviene en primera persona como alguien que acompañó a los músicos en aquellos años desenfrenados y en su regreso a los escenarios en los últimos años.
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