Escuchar artículo

Hace tres años, pocas horas antes de que el canciller Francisco Bustillo entregara en Wellington la solicitud formal para adherir al Acuerdo Transpacífico (Cptpp), los cancilleres de Argentina, Brasil y Paraguay se alineaban un 30 de noviembre de 2022 para emitir una advertencia clara: si Uruguay procedía en su “negociación individual de acuerdos con dimensión arancelaria”, los socios del Mercosur se reservaban “el derecho de adoptar eventuales medidas” para “defender sus intereses”.

Tres años después, con un cambio de signo en todos los gobiernos del bloque, el panorama ya no es el mismo. A fines de noviembre los miembros del Tratado Integral y Progresista de Asociación Transpacífico (Cptpp) reunidos en Melbourne aceptaron la solicitud uruguaya y crearon un Grupo de Trabajo de Adhesión para empezar a negociar los “términos y condiciones” en pos de sellar una membresía definitiva. Al día siguiente la interrogante cantada a la Cancillería uruguaya era cómo iban a tomar esta noticia los socios del Mercosur, a menudo celosos de la controvertida regla del consenso para avanzar en acuerdos comerciales.

Unas semanas después, este viernes pasado, el canciller argentino Pablo Quirno se hizo eco del hecho en su discurso ante el Grupo Mercado Común: “Hoy el mundo exige agilidad en materia comercial. En este contexto, la decisión de Uruguay de impulsar su adhesión al Tratado Integral y Progresivo de Asociación Transpacífico constituye una expresión contundente de esa tendencia y, en esta misma presidencia ha manifestado además la voluntad de avanzar en las negociaciones de libre comercio con Vietnam e Indonesia”, recogió el ministro de Javier Milei, según el texto al que accedió El Observador.

Mario Lubetkin y Pablo Quirno Foto: Dante Fernández / FocoUy

Además, según consignó la Cancillería argentina en un comunicado, Quirno también habló en ese encuentro de “modernizar la arquitectura normativa del Mercosur”, con una “revisión del Arancel Externo Común” y la remoción de “trabas al comercio intrazona”. Pese a su optimismo de que el acuerdo con la Unión Europea se firme “a la mayor brevedad posible”, el jerarca sostuvo que su postergación “debe ser una oportunidad para que el Mercosur reflexione sobre sus prioridades en materia de relacionamiento externo y avance hacia esquemas de bilateralidad más ágiles”.

Ese día, la otra gran incógnita era Brasil. Ni el presidente Lula ni su canciller Mauro Vieira hicieron referencia a la noticia, aunque el tema sí motivó una “consulta de alto nivel” con la Cancillería uruguaya durante esa misma cumbre en Foz de Iguazú.

El ministro de Economía, Gabriel Oddone, contó en En Perspectiva que “Brasil ha hecho algunas consultas en relación a qué supone este tratado en materia de lo que son las obligaciones del Mercosur” y que Paraguay no se ha pronunciado. El economista valoró no obstante que “no ha significado ningún tipo de señal negativa de parte de los socios del bloque”, y ponderó que una de las “señales importantes” es que “Uruguay hacia adentro del Mercosur busca todos los caminos posibles para integrarse al mundo”.

Fuentes de Cancillería explicaron a El Observador que “nadie escondió el tema” durante las conversaciones en esta cumbre en que la fallida firma con la Unión Europea y una declaración de Venezuela se llevaron la mayor atención. Según el gobierno uruguayo, en cada intercambio “subyacen” además el interés argentino de llegar a un acuerdo con Estados Unidos y de las negociaciones directas de Lula con la administración de Donald Trump ante los aranceles de Washington.

El propio Lula dijo esta semana que los aranceles terminaron “siendo irrelevantes” y que cuando “muchos pensaban” que iban a “entrar en guerra con Trump”, acabar siendo “amigos”.

El ministro Oddone ponderó en tanto que el mensaje de Uruguay hacia afuera es que se “está buscando todas las maneras de abrirse para comerciar más y ser un lugar atractivo para inversiones que quieran comerciar con otros mercados”.

El embajador uruguayo en Brasil, el excanciller Rodolfo Nin Novoa, había declardo a El Observador que más adelante –el proceso de adhesión al Cptpp puede extenderse hasta por dos años– el gobierno brasileño “puede llegar a plantear la cláusula de nación más favorecida”, bajo la premisa de que “si les dan a ellos, me tienen que dar a mí”. También es cierto que en octubre de 2026 el país vecino tendrá elecciones y Lula se juega su reelección, por lo que los posicionamientos de Brasil también están condicionados a ese resultado.

Un termómetro muy reciente para el gobierno de Orsi es que cuando meses atrás Uruguay insistió en el Grupo Mercado Común del Mercosur en su propuesta de negociar “en distintas velocidades” para “reducir las asimetrías estructurales” dentro del bloque y acelerar negociaciones que llevan más de un año estancadas, tanto Brasil como Paraguay respondieron que todo tiene que ser “en bloque”, “en línea con las normas del Mercosur”.

Valeria Csukasi y Mario Lubetkin

La subsecretaria Valeria Csukasi y el ministro Mario Lubetkin durante la conferencia de este viernes en cancilleria

Federico Gutiérrez / FocoUy

El canciller uruguayo Mario Lubetkin pondera a menudo que “nadie del Mercosur está planteando irse ni bombardearlo”, sino que prima “un sentido de responsabilidad y de pragmatismo de los cuatro países muy poderoso que nos permite que esta clase de debates hacia la modernización o hacia el repotenciamiento, lo hagamos con gran madurez de experiencia”.

La vicecanciller Valeria Csukasi también fue categórica al día siguiente de la cumbre del Cptpp en Melbourne respecto a las posibles represalias de los socios, al comparar que Uruguay procede “de la misma forma que cuando” Argentina, Brasil y Paraguay “necesitaron hacerlo” al reclamar en otras ocasiones “espacios de flexibilidad”, en las que “el Mercosur siempre ha encontrado la forma de flexibilizarse sobre la marcha para respetar las necesidades de sus socios”. “No estamos imaginando ningún veto porque nadie puede objetar lo que Uruguay como país soberano toma como decisión para seguir avanzando”, dijo.

Caggiani en 2022: Uruguay con Cptpp “viola la normativa” del Mercosur

Cuando estaba en la oposición, el senador del MPP Daniel Caggiani sostuvo en noviembre de 2022 que la intención del entonces canciller Bustillo de solicitar el ingreso de Uruguay al Cptpp “viola la normativa del bloque regional y podría generar consecuencias en el ámbito de relacionamiento, no solo político sino también comercial, lo cual podría afectar el ingreso de las mercaderías” exportadas por Uruguay a sus socios.

En ese entonces, los cancilleres de Argentina (bajo el gobierno de Alberto Fernández), Brasil (en la administración de Jair Bolsonaro) y Paraguay (presidido por Mario Abdo) acababan de emitir su advertencia en el Grupo Mercado Común. En aquella fecha el Frente Amplio fue crítico con el gobierno de Luis Lacalle Pou por estar “aislando” a Uruguay del Mercosur.

Si bien el presidente Yamandú Orsi valoró la “política de Estado” y llamó para felicitar al exvicecanciller Nicolás Albertoni cuando el Cptpp aceptó tratar la solicitud uruguaya, la noticia tuvo escasa repercusión dentro del gobierno y del oficialismo.