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No hay dudas de que en sus 39 años de vida la gran pasión de Matías Cabrera ha sido y es el fútbol. Se le nota cuando habla del tema, cuando se le iluminan los ojos al recordar su trayectoria de más de 20 años en este deporte, que lo llevó desde Cerro hasta el Cagliari en Italia y del que se retiró hace menos de dos años. Se le nota aunque reconozca que no fue fácil, que le enseñó de resiliencia y aunque tenga que pagar ahora el precio de aprender a vivir sin esa adrenalina.

Pero esa pasión también es tangible cuando habla de su presente, y de la manera en la que hoy sigue vinculado a ese deporte que tanto le dio.

A fines de 2024, el exjugador de Nacional fue elegido por una empresa estadounidense-brasileña —liderada por figuras de peso como Jay-Z y Beyoncé, y que representa a futbolistas como Vinícius Jr., Endrick, Gabriel Martinelli y Lucas Paquetá— para convertirse en su socio estratégico y representante en Uruguay, con el objetivo de liderar el desembarco de la compañía en el país y sumar jugadores uruguayos a su cartera de clientes.

En esta nota, Cabrera cuenta a Café y Negocios cómo llegó a ocupar ese rol, en qué consiste su función y cuáles son los planes de la empresa para el mercado uruguayo.

Además, se anima a hablar por primera vez de una faceta que mantuvo al margen de la exposición pública cuando era jugador, la de empresario.

Y es que hace casi una década, Cabrera fundó dos empresas, en parte como planificación a largo plazo de su carrera y en parte por oportunidades que fue encontrando en el camino con amigos o su pareja.

Desde rubros tan diversos como la jardinería artificial y una innovadora propuesta de boxes para garaje, el exjugador lidera hoy dos compañías que han logrado consolidarse en Uruguay y que atraviesan una etapa de expansión e internacionalización.

“Cuando jugaba intentaba hacer las cosas bien, que el equipo gane, lucirme, y en este mundo empresarial es un poco lo mismo, también se trata de ganar, de perder, de competir y de esta manera generar un poco la adrenalina que siempre sentí en el fútbol”, contó.

Lo que sigue a continuación es un resumen de la entrevista que Cabrera concedió a Café y Negocios.

Siempre has dicho que tu pasión en la vida es el fútbol, ¿cuándo y cómo fue que descubriste que el mundo empresarial también te interesaba?

Todo empezó cuando tenía 28 años y volvía de jugar en Europa, en Portugal. En ese momento, con mi pareja, descubrimos todo un mundo de jardinería artificial que acá no estaba desarrollado, y cuando volvimos a Uruguay nos animamos a empezar a trabajar con la empresa española que los producía en Portugal, importando los productos.

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Lo fuimos haciendo despacio, rodeándonos de gente, y fue creciendo cada vez más.

En el fondo fue pensando en hacer crecer una empresa despacio, sin apuro, para que cuando me retirara tuviera algo ya en funcionamiento y no empezar a pensar qué hacer luego del retiro. Por suerte se dio como proyectaba y hoy tenemos un local en Avenida Italia y Causa y estamos montando Chevroni Garden en Argentina, donde ya tenemos el knowhow hecho y vamos a estar presentes a través de venta online

Casi en paralelo con Chevroni, fundaste Raiona, ¿qué necesidad detectaste que existía que te llevó a crear este emprendimiento?

Después de un año de abrir Chevroni surgió la idea de otra empresa, que fundé con dos amigos de la infancia, que se llama Raiona Boxes.

La idea nació porque necesitaba espacio en mi apartamento y empecé a observar que en mi garaje todo el espacio por arriba del auto no estaba aprovechado.

Fue entonces cuando nos empezamos a preguntar cómo podíamos hacer para utilizar ese espacio y de ahí en adelante fue toda una aventura. Uno de mis amigos viajó a China, dimos con una empresa que podía fabricar a partir de nuestro diseño y empezamos a producir boxes para garajes. El proyecto también fue creciendo, hicimos un muy buen equipo de trabajo, y empezamos a vender a nivel individual.

Hoy tenemos un showroom en el Cottage de Buceo y contamos con la opción de que los clientes puedan alquilarlo, con precios que van desde los US$13 por mes o comprarlos.

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Además, uno de los grandes impulsos del negocio fue cuando Carlos Lecueder confió en nosotros para poner las boxes en un proyecto grande como Carrasco Boating. Luego de que se hizo toda esa instalación se empezó a desencadenar un proyecto tras otro, Fendi Chetau, Torres del Este, Wave Brava, una serie de proyectos grandes que implicaban la instalación de 300 boxes, 400 boxes cada uno.

Empezó como algo entretenido y fue agarrando forma, y al día de hoy estamos escalando la solución a Argentina, en principio en Buenos Aires y con posibilidad de expansión a otras provincias. Además empezamos conversaciones en Brasil, en ambos casos a través de socios de confianza que tenemos en estos países.

En Uruguay actualmente estamos en conversaciones con Cipriani y colocando boxes en Manglar, en la parada 6 de la Mansa de Punta del Este.

¿Cómo combinaste en los inicios el rol de jugador con el de fundador de una empresa?

La verdad que una vez que montábamos la empresa y hacíamos un buen equipo de trabajo yo ni pensaba en todo lo que estaba pasando, me dedicaba 100% al fútbol.

Hoy en día también puedo llevar adelante los dos negocios porque armé un equipo de trabajo que me permite poder hacer lo otro que estoy haciendo, que es a lo que le dedico la mayoría del tiempo. Yo creo que uno solo con todo no puede, por suerte se dio que me rodeé de amigos que a su vez tenían la misma cabeza y la mismas ganas de que las cosas salgan bien. Hoy en Raiona somos 12 personas y en Chevroni somos 10.

Hoy sos también socio estratégico y representante en Uruguay de Roc Nation Sports, la división de representación deportiva de esta empresa de gran peso fundada por Jay-Z y liderada junto a Beyoncé. ¿Cómo llegaste a construir ese vínculo?

El vínculo surge a partir de contactos que construí durante mi etapa como jugador en el Estoril, en Portugal. Con el tiempo, algunas de esas personas pasaron a formar parte de TFM, una firma que se destacó por identificar y representar a talentos desde edades muy tempranas, como Vinícius Junior y Endrick y Gabriel Martinelli.

Esta empresa fue creciendo mucho y en el 2023 la compañía americana Rock Nation, que es propiedad de Jay Z y Beyonce, son los encargados de organizar el Super Bowl y representan a artistas, jugadores de Béisbol, y de NBA, quería asociarse con una empresa de representación de jugadores de fútbol. Así fue como dieron con TFM y decidieron adquirirla y desembarcar en Sudamérica, hoy tienen oficinas en San Pablo, Nueva York, Londres y Madrid.

Cuando yo me estaba retirando, a finales de 2024, me plantearon que no tenían ningún jugador uruguayo y que querían empezar a incorporarlos a su carpeta de clientes.

Lo pensé y me gustó la idea, era una manera de seguir vinculado al fútbol.

¿Cuál es tu rol?

Es un rol de scouting, trabajando en sociedad con Roc Nation. Veo partidos, veo chicos de todas las edades, grabo los partidos y los mando a Brasil, donde tienen un departamento de scouting.

En Uruguay hoy tenemos solo dos jugadores, uno de ellos es Agustín Do Santos, que ya hace dos años que está con Rock Nation y que tiene un futuro espectacular, es el jugador más joven que está en la primera división de Nacional, con 17 años. Es un volante con muchísimo gol, que no es algo tan normal de ver.

Fui por ejemplo al Sudamericano sub 15 en Santa Cruz, Bolivia, y después en el Sudamericano sub 17 en Cartagena, Colombia, acompañando a Agustín.

Y tenemos a Gastón Martirena, que si bien no está citado a la selección, tiene nivel de selección y tiene un futuro bárbaro.

Son los únicos dos uruguayos que representa la empresa.

¿Qué planes tiene la empresa en Uruguay y qué implica traer ese modelo de gestión a Uruguay?

Ellos quieren tener muy pocos jugadores, quieren algo exclusivo y de élite y son muy exigentes a la hora de elegir. La idea de la empresa es armar un equipo de trabajo en Uruguay, con más scouting que pueda abarcar todas las canchas.

Nadie entiende a nivel mundial que es lo que pasa acá en Uruguay y cómo salen jugadores uno atrás del otro, creo que tenemos algo distinto acá que llama la atención del mundo entero.

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¿De qué manera te hace sentir conectado con tu pasado como jugador?

Lo que más me gusta de esto son las charlas que tengo con los jugadores, hablamos de fútbol, de cosas que veo desde afuera, termina un partido y nos juntamos a verlo juntos.

A mi me hubiese gustado con 20 años, que una persona con experiencia me guiara.

Estoy experimentando un mundo nuevo, lo que yo siempre supe desde chiquito es que quería ser jugador de fútbol. El problema es que se corta, con 35, 40 años tenes que reinventarte en algo nuevo.

¿Hay aprendizajes, hábitos o valores que incorporaste como jugador y que hoy aplicás en tu rol como empresario?

Lo que más aprendí en el fútbol es a no entregarme, aprendí de resiliencia, de perseverancia. Nos ha pasado de tener momentos malos a nivel de negocios y no me pone mal, al revés, me da más ganas de seguir adelante. A mi el fútbol me dio rebeldía. Me costó mucho jugar al fútbol, llegar a jugar en primera división me costó muchísimo, las juveniles las sufrí, de los 14 años hasta los 17 me pasee por todos los equipos, me rechazaban y volvía con más fuerza, no me sacaba nadie de la cabeza que iba a jugar. Eso me dio una fuerza distinta.

¿Cómo venís llevando el retiro?

La vengo llevando bien, extraño la adrenalina de los fines de semana, el fútbol es una montaña rusa de emociones. Es estar abajo, estar arriba, caer en picada, subir, es pura adrenalina y es difícil una vez que te retiras, porque esa adrenalina con la que conviviste 20 años no la encontras en ningún lado. La vida se vuelve más lenta.

A los jugadores de fútbol nos pasan cosas todas las semanas porque tenemos un partido de por medio que ganaste, que perdiste, que te echaron, te echan a un técnico, cambia la directiva, la gente te putea, la gente te ama, te podes mudar a cualquier país, o quedar libre y sin equipo. De pronto se corta y todo pasa a ser neutro, más tranquilo.

Para mi ser jugador de fútbol era el sueño más grande que podía existir y realmente te hace sentir vivo. Y la verdad que el hecho de haberlo logrado y verme ahora de grande y recordar cuando era niño me llena de orgullo.

Cuando jugaba al fútbol expresaba con mi cuerpo lo que sentía, lo que quería, lo que deseaba, intentaba hacer las cosas bien, que el equipo gane, lucirme, y en este mundo empresarial es un poco lo mismo, también se trata de ganar, de perder, de competir y de esta manera generar un poco la adrenalina esa que siempre sentí en el fútbol.