“Caprichosos”: el secretario general de la Intendencia de Rocha endurece su discurso y vuelve a tensar la relación con ADEOM
El secretario general de la Intendencia de Rocha, Valentín Martínez, volvió a referirse al vínculo con ADEOM Rocha y dejó declaraciones que reavivan la polémica. En entrevista con la Nueva Radio Lascano, afirmó que desde el Ejecutivo no se ve un conflicto, aunque admitió que “capaz que de otra parte se ve conflicto”. Martínez sostuvo que el gremio “pide y pide”, mientras que la Intendencia maneja los números con responsabilidad y conciencia tranquila, defendiendo la política salarial que ubicó a Rocha entre las intendencias con mejores sueldos del país.
El jerarca afirmó que el objetivo actual es mantener el salario real y evitar la pérdida de poder adquisitivo, pero cuestionó exigencias que, dijo, no están al alcance. El cierre fue el más duro: recordó que el gobierno debe gobernar para todo el departamento y no para “unos poquitos que a veces se ponen caprichosos”.
Cuando un gobierno dice que no hay conflicto, pero dedica largos minutos a explicar por qué el otro exagera, el conflicto existe. Y cuando además califica a parte del sindicato como “caprichoso”, la grieta deja de ser técnica y pasa a ser política.
En una entrevista concedida a la Nueva Radio Lascano, el secretario general de la Intendencia Departamental de Rocha, Valentín Martínez, volvió a referirse al vínculo con ADEOM Rocha y dejó definiciones que reavivan la tensión con el gremio de los trabajadores municipales. Para el jerarca, no hay conflicto. O al menos no desde su escritorio.
“Yo no veo conflicto, capaz que de otra parte se ve conflicto”, afirmó al inicio de la charla, marcando una línea discursiva que se repite: el problema no estaría en el Ejecutivo, sino en la interpretación —o en las demandas— del sindicato. Según Martínez, los gremios “piden y piden”, mientras que el gobierno departamental es el que “maneja los números” y actúa con “la conciencia tranquila”.
El mensaje es claro: la Intendencia se presenta como la voz de la racionalidad frente a un sindicato que, en palabras del propio secretario general, a veces “exige cosas que no estarían al alcance”. No pedidos, exigencias. No negociación, presión.
Martínez defendió la política salarial aplicada en el período anterior y recordó que Rocha llegó a ubicarse como la tercera intendencia con mejores sueldos del país, tras un proceso de equiparación a nivel nacional. El objetivo actual, sostuvo, no sería mejorar, sino mantener el salario real, evitando la pérdida de poder adquisitivo mediante mecanismos como el ajuste del IPC al 100% y adelantos cuatrimestrales.
Incluso apeló al aval externo: recordó que en instancias de negociación en el Ministerio de Trabajo, con participación del PIT-CNT, se señaló que el acuerdo alcanzado con los trabajadores había sido “un buen acuerdo”.
El punto de quiebre llegó sobre el final de la intervención, cuando Martínez explicitó una visión clásica —y controversial— del ejercicio del poder.
“Uno es un gobernante y tiene que gobernar para casi 80 mil personas en todo el departamento”, dijo, para luego rematar con una frase que no pasó inadvertida: “y no solamente por unos poquitos que a veces se ponen caprichosos”.
La frase no es menor. Reduce el conflicto sindical a una cuestión de actitud, desplaza la discusión del terreno de los derechos laborales al del comportamiento y coloca al gremio en el lugar del obstáculo. ADEOM deja de ser un actor social para convertirse, en este relato, en un problema de gobernabilidad.
El trasfondo es conocido: negociación colectiva, salarios, poder adquisitivo y límites fiscales. Pero el tono elegido por el Ejecutivo marca un cambio. Donde antes había discurso técnico, ahora hay confrontación directa.
La pregunta que queda flotando es simple y política: si no hay conflicto, ¿por qué volver a nombrarlo? Y si el diálogo existe, ¿qué lugar queda para el sindicato cuando se lo acusa de capricho?
En Rocha, el vínculo entre la Intendencia y ADEOM vuelve a tensarse. No por los números —dice el Ejecutivo— sino por algo más profundo: quién define qué es razonable pedir y quién decide hasta dónde escuchar.
Comentarios
Deja tu comentario