Shakira y una manada oriental: tres generaciones de fanáticas cuentan cómo viven su regreso a Uruguay
Shakira se ha convertido en loba. Antes de subir al escenario la artista muda la piel y adopta la actitud indomable del arquetipo como la mujer que lidera a una manada global.
Atrás quedó aquella muchacha de 22 años que pisó por primera vez un escenario uruguayo. El pelo suelto y rubio, un pantalón de cuerina pegado al cuerpo y una musculosa blanca, la cantante colombiana de 22 años estaba en medio de su Tour Anfibio –en el que presentaba las canciones de ¿Dónde están los ladrones? (1998)– justo cuando su carrera internacional empezaba a consolidarse.
Pasaron 25 años desde aquella noche en la que 14 mil fanáticos corearon sus canciones en el Velódromo Municipal. Desde entonces, las voces se han multiplicado hasta llenar el aforo del Estadio Centenario dos veces: 100 mil personas esperan ahora por la artista colombiana que volverá a cantar en Montevideo el próximo miércoles 3 y jueves 4 de diciembre.
Un encuentro con una manada, para la que Shakira ha escrito sus propios mandamientos. Las santas escrituras de una mujer que ha logrado aunar hombres, mujeres y niños detrás de las inflexiones de su voz y el movimiento de sus caderas, casi como en una experiencia religiosa.
Cuidarás de tu manada sobre todas las cosas. No pedirás permiso para ser tú misma. Bailarás y cantarás para sanar. Aullarás, porque nadie te puede callar. Una loba no ataca, se defiende. Una loba no compite con las de su especie. Las lobas se ayudan y protegen. No renunciarás a tu espíritu salvaje. Elegirás tu camino sin que nadie te lo imponga. Una loba no codiciará los bienes ajenos. ¡Claramente! Una loba es una loba para siempre.Ese arquetipo animal se ha convertido en un sello de identidad para Shakira, que parece cobrar más protagonismo ahora en medio de la gira más grande de su carrera. Las mujeres ya no lloran, el recorrido internacional que nació de su último trabajo discográfico pero se desarrolla como un repaso de todas sus épocas, es un encuentro con el presente y el pasado. Madres, hijas, abuelas. Padres, hijos, nietos.
Una vez más, la música de una de las artistas pop más exitosas de habla hispana atraviesa tierras y generaciones. Hasta llegar a Uruguay.
Y vuelve a juntar a su manada.
“Tengo 13 años más que Shakira. Y mi hija, Paola, que es la fanática número uno, tiene 13 años menos que Shakira”, dice Stella Gómez cuando atiende el teléfono mientras baja el volumen de los parlantes en los que todavía suena bajito ¿Dónde estás corazón?, la décima canción de Pies descalzos, el disco que catapultó la carrera de Shakira en 1995 y que este año celebra tres décadas sonando en radios, pasa-casetes y plataformas digitales.
A los 61 años espera con ansias el reencuentro con "una artista excepcional" pero también con la mujer que vio hace un cuarto de siglo y sigue desde entonces como una de las tantas fanáticas uruguayas de la artista. "Es una mujer íntegra, divina, maravillosa. Es tan inteligente como compone, como madre, como todo. Es un ejemplo a seguir. Admirable”.
La primera escucha
Yo la empecé a escuchar cuando empezaron a salir sus temas en la radio, hace mucho tiempo, antes del 2000. A ella la escuchaba en el trabajo, en mi casa. Siempre me gustó, desde que escuché el álbum Pies Descalzos. A mí me gustaba esa época de ella más rockera, cuando estaba con el pelo largo, morocha. Me gustaba el estilo, la voz, todo. Las canciones de ahora también me gustan, pero aquella época me encanta.
No había mucha gente de mi generación que le gustara mucho. “¿Quién es Shakira?”, me preguntaban. Bueno, hasta que empecé a conocer gente que sí. Cuando tuve dos hijas y las hice fan, porque es lo que pasa en la casa cuando vos ponés su música.
Un recuerdo
Cuando llegó ese 24 de marzo del año 2000 que venía al Velódromo yo dije “hay que juntar la plata, porque nosotras vamos”. Fue nuestro primer recital, fue icónico porque el primer día se vino una tormenta eléctrica y se inundó el Velódromo. Fue una emoción inolvidable. Pero nosotros estábamos en la cola y nos llegaba el agua a los tobillos. Se suspendió y esa gurisa, mi hija menor, no paraba de llorar. Al otro día: sol divino y radiante. Se hizo el show y nosotras la pudimos ver de lejos. Yo no tenía para poder pagar entradas como para estar muy cerca pero estuvimos, la cosa era estar ahí, escucharla aunque la viéramos como una muñequita chiquitita y después grande la pantalla. Fue genial.
Un objeto
Tengo compact guardado, porque lo demás lo tiene mi hija que tiene un altar en la casa.
Una canción
¿Dónde estás, corazón? Me encanta. Mis canciones favoritas son, por lo general, las más románticas porque siempre tienen algo que te tocan a vos en el corazón, algo que te pasó, alguna pequeña parte de tu vida conecta con algo en la letra que ella canta.
EmbedEsta semana, 25 años después de aquel show en el que la vieron por primera vez, van a volver al encuentro con la loba. “Ahora va toda la manada”, dice Stella que no la ha vuelto a ver en vivo desde entonces. “Ahora estoy enloquecida porque mi hija la ha visto bastante más veces pero es la segunda vez que yo la voy a ver en vivo. Estoy loca de la vida”.
Sin embargo, cuando las entradas salieron a la venta, Stella quería ayudar a sus hijas a pagar sus entradas aunque significara quedar del lado de afuera de las puertas del estadio. “Mi hija más grande me dijo: ‘vos vas también vas, porque la primera vez no llevaste vos. ¿Sabés qué? Ahora te invitamos nosotras’. Compró las entradas sorpresa. Así que no me la pierdo y además vamos los dos días”.
“Nos movemos en manada, como dice Shakira”, dice Paola Acosta (35 años) y cuando habla de esa manada se refiere a la que se convirtió el club de fans Pies Descalzos Uruguay, que integra desde hace ya varios años. “Yo no tenía ni idea que existía tantas personas como yo con esta pasión en Uruguay”, dice a El Observador y recuerda que una búsqueda en Internet le mostro que había otras fanáticas como ella en lo que fue el inicio de una amistad que se convirtió, justamente, en manada.
Paola es la hija de Stella y ha cultivado ese fanatismo que recibió de su madre hasta convertirlo prácticamente en un rasgo identitario. La herencia de la música, el fanatismo y el sentido de cercanía con una artista que le ha cantado durante toda la vida.
La primera escucha
Siento el aroma del café con leche que me hacía mi mamá para ir a la escuela. Ella me despertaba, yo abría los ojos y ya escuchaba la música. Al principio ni preguntaba –y de hecho me molestaba porque me estaba despertando temprano para ir al colegio– pero la música igual me gustaba. Un día le pregunté a mi mamá quién era esa cantante y me dijo que se llamaba Shakira, que era una cantante que a ella le gustaba. Me mostró un casete, después me mostró un CD que se había comprado y era Dónde están los ladrones. Ahí nació mi fanatismo. Llegó un momento que me sabía todas las canciones. Si cierro los ojos y pienso en ese momento todavía siento el aroma del café con leche y el desayuno que me preparaba mi mamá para ir a la escuela. Era un momento muy especial.
Un recuerdo
Quizá no pueda evitar que se me caiga alguna lágrima. En 2019 viajé a España, fui a ver a mi familia y visité una amiga que conocí a través de internet porque era del club de fans. Nos encontramos en Barcelona para pasear un poco y teníamos la fantasía de encontrarla, porque Shakira vivía en Barcelona en ese momento. Nunca imaginamos que la íbamos a conocer realmente.
En un momento vimos en Instagram que ella viajaba a Miami. No sabíamos ni a qué hora, ni por dónde pasaba, no sabíamos nada pero dijimos ‘nos vamos al aeropuerto todo el día, nos quedamos ahí y en algún momento la vamos a ver’. La única forma que teníamos de acceder era sentarnos a tomar un café en una parte por donde pasaban los famosos. Nos sentamos y fue el café más eterno de nuestras vidas porque estuvimos horas ahí sentadas tomando un café solo, porque por supuesto era muy costoso.
Mi amiga me mira y me dice ‘quedate tranquila por lo que te voy a decir, no te exaltes porque si no capaz que puede salir mal’. Yo pensé que me iba a decir algo malo, pero ella estaba viendo a Shakira venir detrás de mí con Piqué y con su hermano. No podía creer que la estaba viendo. Éramos las únicas dos personas que estábamos ahí esperándola, no había fans, nadie sabía que viajaba, eran las nueve de la mañana, habíamos estado esperando hacía ya más de nueve horas.
WhatsApp Image 2025-11-28 at 1.31.03 AMLa fuimos a saludar muy naturalmente pero realmente me temblaba todo el cuerpo. Fue una sensación impresionante estar cumpliendo el sueño de tenerla delante, parecía que era de mentira. ‘Chicas, ¿qué hacen aquí? ¿Y por qué están aquí? ¿Y de dónde son? ¿De dónde vienen?’, nos hizo muchas preguntas. Yo no pude aguantar la emoción, se me llenaron los ojos de lágrimas y empecé a llorar como esa niña de 10 años que la escuchaba y soñaba con verla, entonces ella se acerca más a mí y me seca las lágrimas: literalmente me puso sus manos en mi cara y me secó las lágrimas y me dijo ‘¿por qué lloras? No llores’. Para mí eso fue mágico, porque fue sentir sus manos en mi cara y mirarme de verdad. No fue un encuentro superficial, fue un encuentro sumamente profundo con ella donde pudimos conversar y la escuchamos. Era ella, era real, era común, nadie se dio cuenta quién era. Cuando se fue nos preguntaron '¿por qué ustedes se sacaron una foto con esta persona?'. 'Porque era Shakira'. Nadie podía creer que se habían perdido la oportunidad porque no se habían dado cuenta de que era ella.
Un objeto
El caderín que me puse cuando tenía 10 años, cuando la fui a ver al Velódromo y me disfracé de ella. Me puse un buzo tres cuartos marrón, obviamente los pantalones de cuerina y un caderín. Hasta el día de hoy lo tengo guardado, me vincula con ella y me lleva a esa niña que fue ilusionada al Velódromo. Hay algo muy loco, porque siempre lo tengo en el mismo lugar y no lo uso ni lo saco de ahí.
Una canción
Cada disco de ella marca una etapa en mi vida, cada canción realmente es muy especial para mí, me toca alguna fibra íntima y particular. Es muy difícil elegir una pero si tengo que decirte una canción que tenga algo especial para mí es Inevitable.
En esa canción está la Shakira rockera que amamos todos desde el inicio. Es una de esas canciones que cuando la escuchás por primera vez no te parece extraña, que ya la amás por primera vez, no tenés que escucharla muchas veces para aprenderla. Todo, desde la música rockera hasta la letra nos identifica un montón a todos los que lo sentimos
EmbedAunque ha cruzado fronteras para ver a Shakira en más de una oportunidad, este show en el Estadio Centenario es especial para Paola. Esta vez la noticia de su llegada estuvo atravesada también por la pérdida de dos integrantes de su manada, su abuelo y su mejor amiga. “Lo vivo con el antagonismo de esa noticia que me había enterado de que se cumplía mi mayor sueño, de que venía Shakira a Uruguay, y a la vez la tristeza de la pérdida”, sostiene.
Pero explica que de ese dolor también obtuvo una nueva perspectiva: "Quizás por este hecho tristísimo de la pérdida es que ahora siento que tengo es todo hermoso para vivir, y lo vivo desde el agradecimiento y la valoración". Es, dice, un "sueño cumplido" poder volver a verla en su ciudad. “No sé si hay alguna palabra para describir cómo lo estoy viviendo, es una mezcla de todo: con mucha intensidad y mucha alegría".
Oriana Neme tiene 11 años y una notificación en el celular le avisa cada vez que Shakira publica una novedad. Una canción que pueda compartir con su papá, un video para analizar o un nuevo tema para practicar "forzar la voz" como la cantante. Hace unos meses, el día de su último cumpleaños, recibió una sorpresa que no esperaba: una entrada para ir a verla en vivo en el Estadio Centenario.
“Yo nunca fui a ningún concierto de ningún cantante. Porque antes de ser fanática de Shakira escuchaba cualquier música. La encontraba, me gustaba, la escuchaba. Cuando empecé a escuchar Shakira, ella estaba en otros países. Hace 25 años que no viene a Montevideo y cuando dijeron que venían pensaba, ¿cómo le digo a mi papá que quiero ir?”.
Abrió el sobre y soltó un grito prolongado. Corrió a su madre y lloró. “Empecé a llorar. Tipo no sé qué hacer, mejor lloro. Lo que hice fue gritar, llorar e ir con mi mamá", cuenta con una sonrisa amplia y la entrada que sus padres imprimieron todavía firme entre sus dedos. “A nosotros como papás nos gusta compartir con otras personas la alegría que ella siente. Es una niña muy alegre, le gusta la música igual que a nosotros, y sabíamos iba a estar re feliz”, comenta Andrea, su madre.
La niña, que empezó a escuchar a la cantante colombiana por interés propio, explica que para ser fanática no basta con que "te gusten las letras y el ritmo" sino que tenés que ser capaz de "saber muchas cosas de ella a través de la música", además de disfrutar sus canciones y estar de acuerdo con los valores que comparte. "Yo estoy de acuerdo con los valores de Shakira... por ahora", apunta.
La primera escucha
Me acuerdo de que la empecé a escuchar en el año 2023, cuando pasó todo el tema con Piqué. Muchos niños pedían la canción (ndr. la colaboración entre la colombiana y el productor argentino Bizarrap, Bzrp Music Sessions, Vol. 53) por la radio y en Internet decían que Shakira estaba haciendo canciones combativas, entonces me llamó la atención. A mi me gusta saber cosas, entonces la empecé a escuchar.
También empecé a escuchar canciones viejas, para ir conociendo cómo era antes. Mi papá me mostró la canción Ojos Así, de cuando tenía el pelo rojo, y esa me gustó bastante. Antes era más del rock, ahora con este tema del amor y el desamor es más pop. Ha cambiado mucho, pero estuvo bueno.
Un objeto
Algo que me vincula con ella son los rulos. Me encantan los rulos porque justamente en una canción ella tenía toda una melena rubia, como de leona Desde ese momento me gusta tener volumen en el pelo y que me quede así. Los rulos me vinculan con ella, me gustan mucho.
Una canción
La que más me gusta de todas es Te aviso, te anuncio. Es una vieja de rock, y a mi me encanta el rock. Me gusta mucho porque identifica cómo era antes y tiene una parte muy linda de tango.
EmbedAunque Oriana comenzó a explorar la música de Shakira por cuenta propia, encontró en su discografía un punto de encuentro con su padre, Enrique, que la empezó a escuchar hace tres décadas. El disco Pies descalzos fue un regalo de quien sería su esposa, porque a ambos les gustaba Ojos Así. "Desde entonces a mi esposo le encantó", dice Andrea.
"Es re lindo porque lo que hacés es compartir. Son cosas que tenés en común y está bueno ver cómo cada uno lo disfruta a su manera y le llega distinto. Justo con esta artista que ya cumplió todos estos años de trayectoria y que lo que hizo fue abarcar justamente todo este rango generacional. Nuestros hijos también escuchan El Cuarteto de Nos y les gusta, pero porque se lo mostramos nosotros. Lo de Shakira fue más espontáneo todavía, porque le empezó a gustar sin que nosotros se la pasáramos", cuenta Enrique.
Oriana está de acuerdo: compartir la música con su familia es parte de su experiencia como joven fan de Shakira. "Mi señor padre me ha enseñado esas canciones viejas que a él le gustaban a ver si a mí también me gustan. Compartir la música se trata de acompañar lo que a él le gusta y ver si a mi me gusta también, a ver si yo empiezo a escuchar esa música y tenemos algo más en común”.
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