Alejo Umpiérrez afirmó que la aprobación en el Senado del nuevo aeropuerto de Rocha “marcará un antes y un después para el desarrollo turístico”. El proyecto prevé una pista de 2.000 metros y servicios operativos, con dos posibles localizaciones: entre Laguna de Rocha y Garzón o en el entorno de La Paloma. En una primera etapa se atenderán vuelos privados y chárters, dejando abierta la posibilidad de sumar vuelos internacionales según la demanda. Paralelamente, avanza la reactivación de la hidrovía del Cebollatí para conectar vía fluvial con Brasil, apoyada por un estudio de Cepal que confirmó su viabilidad. Rocha, que fue de los departamentos que más crecieron según el último censo, busca consolidar su impulso con obras financiadas por un fideicomiso de 40 millones de dólares.

El Senado dio luz verde, con respaldo unánime, a la normativa que permite la construcción de un aeropuerto en Rocha. La iniciativa, impulsada durante años por la Intendencia, entra ahora en una fase donde la ejecución dependerá de la coordinación entre el sector público y el privado. La apuesta es clara: convertir a Rocha en un polo turístico y logístico de alcance regional.

El intendente Alejo Umpiérrez calificó el avance como la coronación de un anhelo histórico. Señaló en entrevista con Radio Carve que el contacto con el grupo Eurnekian, actual operador del aeropuerto de Laguna del Sauce, viene de largo tiempo, y que la viabilidad del proyecto se consolidó con la extensión de la concesión. 

“No va a ser un aeropuerto de grandes dimensiones. La idea es dar un puntapié inicial y, si la demanda lo sostiene, en el futuro evaluar vuelos internacionales”, explicó Umpiérrez.

Una terminal construida desde cero

El plan no consiste en remodelar una instalación existente, sino en levantar un aeropuerto completamente nuevo, con una pista de alrededor de 2.000 metros, servicios de Aduanas, hangares y zona operativa. Las posibles ubicaciones están acotadas a una misma área de influencia geográfica: entre Laguna de Rocha y Laguna Garzón, o en las proximidades de La Paloma.

Umpiérrez subrayó que, en su primera fase, la infraestructura atenderá vuelos privados, chárters y aviación de pequeño porte. La eventual inclusión de vuelos internacionales dependerá de la evolución de la demanda y del crecimiento turístico.

La implementación quedará supeditada a la aprobación en Diputados del marco normativo definitivo y a la subsecuente reglamentación. La inversión será de origen privado, y existe, según el intendente, interés concreto para iniciar las obras dentro del actual período de gobierno.

El frente fluvial: Rocha y Brasil más cerca

En paralelo al desarrollo aéreo, Rocha mira también hacia el agua. El proyecto de reactivar la conexión fluvial a través de la hidrovía del Cebollatí avanza sobre bases técnicas sólidas. Brasil se encuentra en etapa de adjudicación del dragado del Canal San Gonzalo, pieza clave para conectar la Laguna Merín con la Laguna de los Patos y asegurar navegabilidad continua.

Uruguay estudia varias alternativas para la logística interna: la boca del Cebollatí frente a la Isla del Padre, zona con sensibilidad ambiental; las bocas del Tacuarí para operaciones de graneles; y San Luis como epicentro para transporte de pasajeros. Un informe de Cepal confirmó la viabilidad del programa y permitió profundizar su desarrollo técnico. El eventual resultado sería un abaratamiento logístico capaz de modificar el mapa productivo y agrario del departamento.

Una dinámica demográfica en ascenso

Rocha atraviesa un ciclo de expansión. Los resultados del último censo lo situaron como el tercer departamento con mayor crecimiento. La Intendencia busca acompañar ese impulso mediante inversión pública sostenida. Tras haber ejecutado el mayor volumen de obras de infraestructura en su historia reciente, prepara ahora una nueva etapa financiada mediante un fideicomiso de 40 millones de dólares ya aprobado.

La agenda se orienta a intensificar los trabajos en la costa y en la capital departamental, con la mirada puesta en un territorio que aspira a dejar de ser sólo estación veraniega para transformarse en un espacio de desarrollo permanente, conectado al mundo por aire, agua y territorio.