Irineu José contra Fratti: la salud como frontera moral del Estado uruguayo
El edil frenteamplista Irineu José salió al cruce de las declaraciones del ministro Alfredo Fratti, quien sostuvo que “la salud pública es un gasto” mientras defendía la compra de la estancia “María Dolores” por US$32,5 millones, al calificar la tierra como “una inversión para las generaciones futuras”. El curul respondió con números que golpean: en 2010, el Estado recaudaba US$12.000 millones; en 2024, más del doble: US$24.000 millones. Sin embargo —remarcó— la pobreza, la educación y la seguridad siguen estancadas.
El edil puso el foco donde duele: salud pública. Recordó el deterioro de ASSE en Rocha, cuestionó el “desmantelamiento” del Centro de Castillos y reclamó su restitución como hospital de referencia. “Invertir en salud no es un gasto: es el fundamento de un país que quiere desarrollarse”, insistió. Mientras tanto, más de 500 vecinos de Castillos ya exigieron que su viejo hospital recupere autonomía como unidad ejecutora, un reclamo respaldado por la Junta Departamental.
En un país que discute si la tierra es inversión y la salud es gasto, IrineuJosé instaló un dilema de Estado.
En Uruguay, las discusiones presupuestales suelen esconder peleas ideológicas más hondas. Esta vez no. El choque entre el edil frenteamplista rochense Irineu José y el ministro de Ganadería, Alfredo Fratti, dejó al desnudo una pregunta que atraviesa al país desde hace años:
¿qué es inversión, qué es gasto, y quién decide qué Uruguay se construye?
El conflicto estalló después de que Fratti —histórico dirigente del MPP— defendiera en TV Ciudad la compra de la estancia “María Dolores”, un predio de US$32,5 millones, afirmando que la tierra es:
“una inversión para las próximas generaciones”, mientras que “lo que se destina a salud, por más que sea necesario, es gasto”.
Para Irineu José , la frase fue un desliz político, pero también una declaración peligrosa.
“Si la salud es gasto, ¿el Hospital de la Costa también lo es?”, preguntó.
El dardo no fue casual.
La contradicción en el corazón del gobierno
Días antes, el Gobierno nacional y la Intendencia de Canelones habían anunciado la construcción del Hospital de la Costa, en Atlántida, una obra de US$40 millones que promete transformar la atención sanitaria en la región. Será uno de los proyectos más emblemáticos del presidente Yamandú Orsi, acompañado por inversiones en saneamiento en Atlántida y mejoras en policlínicas de ASSE.
La ministra de Salud, Cristina Lustemberg, celebró la aprobación del fideicomiso en Canelones y habló de “planificación con sentido país”, defendiendo la necesidad de un shock de infraestructura sanitaria para fortalecer al Sistema Nacional Integrado de Salud.
Ese es el punto exacto donde Irineu José clavó la lanza:
“¿Cómo puede ser inversión en Florida pero gasto en Rocha o en Canelones? ¿En qué lógica cabe que la tierra tenga más valor estratégico que la salud de nuestra gente?”
Rocha como ejemplo del deterioro
Para sostener su posición, el edil recordó lo que él considera un caso de desmantelamiento: el Centro Auxiliar de Castillos, que hace años dejó de funcionar como hospital de referencia en el Este. Las listas de espera, la falta de especialistas y la carencia de inversión estatal son, para él, el retrato de una política nacional desconectada del territorio.
Y no habla solo.
En agosto, más de 500 vecinos de Castillos entregaron a la Junta Departamental un petitorio para que el centro recupere su condición de unidad ejecutora. El edil nacionalista Dardo Techera impulsó la moción, aprobada con amplio respaldo. Es una señal del clima social: el Este reclama atención urgente.
La comunidad entiende que la pérdida de autonomía dejó al viejo hospital atrapado en un sistema lento, centralizado y sin músculo para responder a emergencias ni a la vida cotidiana.
La gran paradoja uruguaya
Irineu introdujo un dato incuestionable:
en 2010, Uruguay recaudaba US$12.000 millones; en 2024, recauda US$24.000 millones.
El doble.
Pero la pobreza, la mala educación y la inseguridad persisten. La salud pública, además, absorbe alrededor del 9% del PBI, sin que ASSE logre resolver sus problemas estructurales.
Para el edil, ese salto recaudatorio merece desarrollar mejoras profundas para evitar lo que la oposición evalúa como un fracaso político más amplio: un Estado que aumenta su tamaño, pero no su eficacia.
Desde su perspectiva, el debate sobre la tierra y la salud no es técnico; es ético.
Es un debate sobre prioridades. Sobre qué país se quiere construir. Sobre qué herencia se deja, de verdad, a las generaciones futuras.
Un duelo dentro del mismo bloque político
El cruce entre Irineu José y Alfredo Fratti expone una grieta ideológica dentro del Frente Amplio y, más específicamente, en el universo emepepista:
el ala pragmática que defiende inversiones productivas y el ala que reclama fortalecer las bases sociales del Estado —bienestar, salud, servicios— antes de expandir la frontera agraria o territorial.
En el fondo, Irineu José plantea una pregunta que ningún sector quiere responder en voz alta:
¿Puede un gobierno que promete equidad sostener la idea de que la salud es un gasto?
Una discusión que recién empieza
Con obras millonarias en salud anunciadas en Canelones y la presión creciente en el Este, el debate entre Irineu y Fratti no es anecdótico: es un anticipo de la agenda política que marcará los próximos años.
Mientras la tierra permanece inmóvil y eterna —como dijo el ministro—, el tiempo de las personas no espera.
“Para miles de uruguayos, la diferencia entre inversión y gasto puede ser la distancia entre vivir o no vivir lo suficiente para ver ese futuro prometido” concluyó irineu José.
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