Del niño que iba solo al tablado a Brindis por Pierrot, el camino de Jaime Roos hacia la murga canción
Más allá del despertar musical que significaron para Jaime Roos los Beatles, y de la fascinación con la obra de Opa y El Kinto, en la vida del artista montevideano hay también una instancia fermental vinculada a la murga.
“La música callejera de mi infancia son los tambores y el tablado. (...) A los siete u ocho años empecé a escuchar en la radio una audición que me encantaba que se llamaba Adelantando el Carnaval, de Escudero y el Dalton Rosas Riolfo. Creo que era en CX 24, 'La voz del aire'. Empezaban dos meses antes y pasaban murgas, grabadas en cintas, creo que del tablado de la Mutual. Yo escuché toda mi infancia ese programa. ¡Aunque de las letras entendía la mitad de las palabras!”, relató Jaime en el libro Brindis por Pierrot.
“Iba solo al tablado. Para mí era maravilloso ver una murga. Y agrego: ni los humoristas ni los parodistas me interesaban. Incluso los lubolos, cuando hacían un espectáculo arriba del tablado, tampoco me interesaban. Veía una murga y para mí era como un imán”, contó en esa charla.
Al momento de desarrollar su obra solista, Roos integró la murga desde el primer momento, retomando la incipiente tradición de la murga-canción que había empezado con Los Olimareños y El Sabalero, pero que él consolidó y definió. En su debut, Candombe del 31, ya hay una murga canción: Cometa de la Farola. Y está también Montevideo, con esos tambores de fin de año que se convirtieron en título del álbum.
Ese camino se fue profundizando a medida que se sucedieron los discos, con Montevideo idealizada gracias a la distancia del exilio (primero autoimpuesto, luego obligado por la dictadura) que generó una versión particular de la ciudad traducida en canciones como Durazno y Convención.
Entonces, la murga y Montevideo y su gente, sus sonidos, su personalidad. La capacidad de leer y decodificar esas voces callejeras y agregarlas a su música. Poner al cuidacoches “Fierrito” a gritar “Con fuerza che” al principio de El tambor, primer tema de 7 y 3. Elegir al Canario Luna para cantar Brindis por Pierrot, a Jorge Vallejo para Durazno y Convención. Esa sesión de fotos con un profesor de literatura llamado Dodera en la tapa de Brindis por Pierrot.
Embed“Desde que conocí al Canario, quise hacer una canción para esa voz. La más antiacadémica que te puedas imaginar. Es una corneta murguera, ¿no? Pero incapaz de una inflexión incorrecta. Podrá cantar algún día borracho, desafinado. Pero tiene un buen gusto innato en la voz. Además, es una enciclopedia de la bohemia del Carnaval, del mostrador y de la calle-calle. Y lo que yo quería es que, cuando cantara, el Canario sintiera que estaba realmente cantando su canción, impregnada de su visión del mundo”, contó Roos en El Sonido de la calle, donde relató que fantaseó con una versión junto a Los Olimareños como Cara B que no se llegó a concretar.
EmbedLa conexión con el Canario venía además de su rol como voz solista en la murga Falta y Resto, que durante ese período de mitad de la década de 1980 fue presencia recurrente en sus discos. Más adelante, en los 90, el rol pasaría a Curtidores de hongos, y ya hacia los 2000 terminaría generando sus propios coros murgueros, adoptando primero al grupo Los mareados, y más cerca, configurando a Los reyes del tablado, que fueron parte de sus espectáculos de regreso a los escenarios entre 2021 y 2024.
El período con Falta y Resto fue además su inmersión profunda en el imaginario carnavalero, en su bohemia y su mitología, de donde surgieron los nombres que salpican la letra de Brindis por Pierrot, y que terminaron generando un contagio entre el público, que salió a buscar información sobre esos personajes. Hay historias hasta de Roos dando charlas para estudiantes de liceos privados que habían estudiado la canción en clase de literatura.
Y aunque parezca un tema más cercano a la sensibilidad contemporánea, ya en su momento había preguntas sobre cuestiones de género en esa lista de nombres. Milita Alfaro cuestiona a Roos sobre la “exclusión de la mujer” en la letra de Brindis por Pierrot y de los temas de ese disco, algo que el artista justifica con el universo narrativo en el que se ambientan esas obras.
“Basta escuchar el resto de mis discos para comprobar que lo que hay son mujeres y mujeres y más mujeres. Lo que pasa es que las canciones reunidas en ese long play reflejan la temática ciudadana del boliche, del mostrador, de la bohemia, y en ese ambiente las mujeres no están. Pueden estar las yiras, las minas, pero no las mujeres”.
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