Aníbal Pereyra: “Este presupuesto, aun con restricciones, distribuye más recursos que el quinquenio anterior”
El senador del Frente Amplio Aníbal Pereyra analizó el nuevo presupuesto quinquenal y afirmó que, aun con restricciones fiscales, el país distribuye hoy más recursos que en el período anterior. “El Poder Ejecutivo no escondió nada —dijo—. La plata que hay es la que está, pero este presupuesto refuerza áreas clave como seguridad, infancia, adolescencia y salud”. Pereyra reconoció que las limitaciones superan los mil millones de dólares, pero sostuvo que el desafío es mantener la esperanza y la equidad social aun en tiempos de austeridad.
El senador frenteamplista reflexiona sobre el nuevo escenario económico y la necesidad de sostener la esperanza en tiempos de austeridad.
En un país que atraviesa una fase de prudencia fiscal y tensiones distributivas, el senador del Frente Amplio Aníbal Pereyra ofrece una lectura equilibrada del presupuesto quinquenal presentado por el gobierno. En diálogo con el programa Justos y Pecadores, el legislador reconoció los límites impuestos por la coyuntura, pero destacó que el plan económico proyectado para el próximo período “supone una distribución de recursos mayor que en el quinquenio pasado”.
“El Poder Ejecutivo no escondió nada”, sostuvo Pereyra. “El presupuesto es el que el país puede disponer, dadas las restricciones fiscales que están sobre la mesa”. Según el legislador, dichas restricciones superan los mil millones de dólares, un monto que, inevitablemente, condiciona las posibilidades de expansión del gasto público.
“Sin duda eso impacta negativamente en reforzar demandas justas en todas las áreas”, admitió. “Cada vez que se presenta un presupuesto, toda la sociedad demanda, y es correcto que así sea. El desafío está en cómo priorizar dentro de las realidades que tenemos”.
La economía y el pulso social
El exintendente de Rocha y actual senador frenteamplista asume que la discusión presupuestal no puede separarse de las expectativas sociales: educación, salud, infancia, seguridad pública y trabajo aparecen una vez más como los grandes ejes del debate.
“Hay una clara potencia presupuestal hacia las prioridades sociales —afirmó—. Dentro del crecimiento proyectado, se observa un fortalecimiento en áreas sensibles como seguridad, adolescencia, infancia y salud”.
Pereyra reconoce que el margen de maniobra del Estado es limitado. “La plata que hay es la que está”, dijo con realismo. “Cada peso que se destina a un sector, se le saca a otro ya previsto. Pero incluso dentro de esta realidad, este presupuesto logra una base de distribución de recursos superior a la del quinquenio anterior”.
El equilibrio entre restricción y esperanza
En el fondo, la reflexión de Pereyra apunta a un dilema recurrente en la política uruguaya: cómo mantener la equidad social en tiempos de enfriamiento económico.
A su juicio, el desafío no radica solo en gestionar los números, sino en sostener la confianza de una ciudadanía que observa con impaciencia la lenta mejora del empleo y del poder adquisitivo.
El discurso del senador combina realismo fiscal y tono de esperanza, consciente de que el debate presupuestal trasciende los tecnicismos: es, en esencia, una conversación sobre el tipo de país que Uruguay desea construir.
“Hay que evitar caer en la trampa de la resignación —sugirió—. Las restricciones son ciertas, pero también lo es la capacidad del Estado de reorganizar sus prioridades con sentido social”.
Un horizonte de consenso y responsabilidad
A diferencia de otros momentos de polarización, Pereyra enfatiza la necesidad de un acuerdo político de largo plazo sobre la asignación de recursos. “Los números cambian, pero los problemas estructurales siguen siendo los mismos: desigualdad, inseguridad y oportunidades desiguales para los jóvenes”, reflexiona.
En su visión, el nuevo presupuesto es menos una promesa que un punto de partida. “El país tiene que aprender a hacer más con lo que tiene, y hacerlo mejor”, resume.
Entre la prudencia y la esperanza, la frase de Pereyra resuena como un eco de la madurez institucional uruguaya:
“La plata que hay es la que está. Pero la voluntad de hacer rendir cada peso, esa sigue siendo infinita”.
Editorial | Entre la austeridad y la esperanza
Uruguay vuelve a debatir su presupuesto con la misma pregunta de fondo: ¿cómo distribuir lo poco sin perder de vista lo esencial? En tiempos de restricciones fiscales, el Estado se enfrenta al desafío de mantener la confianza social sin hipotecar el futuro.
El senador Aníbal Pereyra lo resumió con crudeza: “La plata que hay es la que está”. La frase, más allá de su tono pragmático, encierra una verdad incómoda: la economía uruguaya transita una etapa de límites, donde cada peso debe justificar su destino. Sin embargo, también revela otra cara del mismo fenómeno: una voluntad política de sostener la inversión en seguridad, salud e infancia, aun cuando el margen de maniobra parece estrecho.
En esa tensión entre restricción y propósito se juega algo más profundo que una contabilidad: la idea de país. Uruguay ha construido su identidad sobre la equidad y la previsibilidad, pero ambas virtudes se desgastan si la sociedad percibe que la austeridad se vuelve rutina y la esperanza, discurso.
El nuevo presupuesto no promete milagros, pero sí una señal: incluso en la escasez, se puede distribuir mejor.
Y tal vez ahí, en esa administración consciente de los límites, resida una forma de dignidad pública.
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