En tiempos donde las pantallas ocupan gran parte del universo infantil, hablar de empatía, respeto y seguridad digital se vuelve una urgencia. En la frontera de Rocha, la Policía Comunitaria llevó adelante un taller para 25 niños de entre 4 y 12 años, centrado en el ciberbullying y el ciberacoso, dos fenómenos que crecen al ritmo de las redes sociales y la conectividad temprana.

La actividad, desarrollada en coordinación con la Coordinadora del Club de Niños Fronteritos, fue guiada por la referente PCOP de la Seccional Quinta, quien generó un espacio de diálogo donde los más pequeños aprendieron a identificar situaciones de riesgo, reconocer la importancia del consentimiento digital y, sobre todo, a pedir ayuda cuando algo los incomoda en línea.

Más allá de la enseñanza práctica, estos encuentros cumplen un papel social esencial: refuerzan el vínculo entre la Policía y la comunidad, devolviendo a la institución su rol más humano, el de acompañar, escuchar y prevenir. En un entorno donde la violencia digital muchas veces se normaliza o se oculta, la cercanía y la palabra resultan herramientas poderosas.

El desafío de hoy no es solo proteger físicamente a los niños, sino también enseñarles a cuidar su espacio digital. La tecnología, cuando se aborda con conciencia, puede ser un puente; pero sin educación, puede transformarse en un riesgo.

El taller de Fronteritos no fue solo una charla: fue un gesto de presencia y compromiso. Una manera de recordar que la seguridad empieza también con una conversación, con una mano tendida y con la convicción de que educar en valores digitales es cuidar el futuro.