La Paloma se prepara para convertirse en un festín de aromas, colores y sonidos. El domingo 12 de octubre, de 12 a 18 hs, en el marco de su mes aniversario, el balneario será sede de la 6ª Feria Gastronómica Sabores de Rocha, una cita que ya se instaló como tradición y que promete ser mucho más que un simple paseo: es un viaje sensorial al corazón de la identidad rochense.

El visitante encontrará un circuito gastronómico de cocina de identidad donde los platos no solo se degustan, se cuentan. Cada preparación esconde la huella de un productor local: la pesca artesanal que llega al amanecer, los frutos nativos recolectados en los montes, las hortalizas recién cortadas de la huerta y el queso que madura en manos de familias que mantienen saberes de generaciones.

La feria es también un mercado vivo, donde conviven mieles doradas con chocolates intensos, kombucha artesanal con cervezas de autor, conservas con aceites y olivas, helados caseros con frutos del reino fungi. Un menú diverso que no solo alimenta el cuerpo, sino también la cultura de un territorio que aprendió a cocinar con lo que tiene cerca, honrando el concepto de cercanía y estacionalidad.

Pero los Sabores de Rocha no se limitan a la mesa. El espacio artesanal, los juegos y el deporte, el arte urbano y muralista y la música en vivo completan un mosaico que transforma al skatepark en un escenario donde cada visitante puede conectar con la esencia de la vida costera. Aquí, la gastronomía no se aísla: dialoga con el arte, la música, la recreación y, sobre todo, con la gente.

La feria, organizada por la Corporación Rochense de Turismo (CRT), la Dirección de Turismo (DIRTUR), el Ministerio de Turismo y el Municipio de La Paloma, refuerza la idea de que turismo y cocina son aliados naturales. Lo que se sirve en cada plato es también un relato: el de un departamento que se abre al mundo mostrando lo mejor de sí, desde la tradición hasta la innovación.

“Come rico, come local” no es solo un eslogan, es una invitación a viajar con los cinco sentidos y descubrir en cada bocado la riqueza de un territorio donde la naturaleza y la cultura dialogan a fuego lento.