El pasado 26 de julio, la rutina de la estación de servicio  del Balneario La Coronilla se vio interrumpida por un suceso que conmocionó a todos los presentes. Un lactante de apenas 10 meses sufrió un paro cardiorrespiratorio, y cada segundo contaba para salvar su vida.

Fue entonces cuando el Cabo 1ª Jorge Méndez, integrante del Servicio de Parques del Ejército en Santa Teresa, se convirtió en la diferencia entre la vida y la muerte. Sin dudar, inició maniobras de reanimación cardiopulmonar (RCP), ayudado por su esposa y los trabajadores de la estación. La tensión se palpaba en el aire mientras cada respiración, cada latido, parecía una batalla contra el tiempo.

Minutos que parecieron eternos hasta que, finalmente, el pequeño volvió a respirar. El personal médico que llegó posteriormente confirmó lo que todos esperaban: la vida del bebé estaba a salvo.

La acción del Cabo Méndez refleja no solo su entrenamiento y profesionalismo, sino también una entrega y humanidad que trascienden la rutina diaria de un soldado. “El accionar de nuestros soldados nos llena de orgullo”, destacaron desde el Ejército, subrayando la valentía que permitió que un drama se transformara en esperanza.

Ese día, en la estación de servicio del Balneario La Coronilla, un hombre común actuó como héroe, recordándonos que a veces la grandeza no está en gestos extraordinarios, sino en estar presente, reaccionar rápido y no mirar hacia otro lado cuando la vida de alguien está en juego.